Candelier

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HÉCTOR MINAYA
Un líder ofrece a la sociedad un sendero de confianza y orientación en su avance por aquello que podría parecer un caos insalvable y esto obliga a que demos una mirada al futuro del liderazgo para determinar los nuevos comportamientos y puntos de vista que serán necesarios para liderar en esta realidad.

Puesto que la magnitud de exigencia de cambio aumenta y este proceso se produce a un ritmo más veloz, no sólo se hará necesario un mayor liderazgo, sino también serán indispensables nuevas formas de liderazgo.

Para decirlo sin rodeos, las nuevas exigencias pueden hacer que los viejos modelos de liderazgos sean inadecuados para hacer frente a los desafíos del futuro.

Con tan prolongado ciclo de desarrollo, es imperativo que además, demos una cuidadosa mirada a las aptitudes que necesitarán nuestros futuros líderes y a nuestros métodos actuales para formarlos y desarrollarlos.

Es esencial que lo hagamos ahora, pues mientras nuestros modelos presentes de liderazgo se basen en los requisitos de las décadas anteriores, estaremos colocando a nuestros líderes y nuestras organizaciones políticas en su conjunto en gran desventaja para los años venideros.

¿En qué forma, entonces, se diferenciarán las aptitudes que se exigirán a los líderes emergentes? Podemos pensar en las diferencias en términos de dos dimensiones: las capacidades estratégicas y las capacidades organizacionales.

Por ejemplo, existe la probabilidad de que el mundo exterior continúe siendo competitivo y que exija a los futuros líderes las posesión de un agudo sentido estratégico y de un incesante deseo de aprender permanente.

Tanto los retos externos como los internos harán cambiar o acentuarán la necesidad de habilidades de liderazgo muy específicas en el futuro.

Comenzamos examinando las capacidades estratégicas que posiblemente necesiten los líderes.

Desde hace décadas las presiones competitivas han aumentado en todo el mundo y la creciente globalización de la vida económica y su influencia en la sociedad se ponen en evidencia en cierto número de indicadores como los flujos de comercio y de capital.

Los futuros líderes estarán bajo enorme presión para hallar las oportunidades estratégicas que la competencia ha pasado por alto. Para lograrlo tendrán que ser creativos y exhaustivos. Deberán desarrollar un profundo aprecio por el pensamiento de largo alcance, así como una amplitud de visión sobre futuros mercados, tecnologías y países competidores.

Aunque tendrán que responder con rapidez a la velocidad del cambio, también deberán ser capaces de ver hacia el futuro para determinar la dirección que deben seguir. En otras palabras, deberán tener la capacidad de prever panoramas distintos en un mundo actualmente muy incierto, y establecer cuál de estos colocarán al país en situación más ventajosa.

Hago esta reflexión acerca del próximo liderazgo nacional, al evaluar una oportuna y pertinente propuesta pública sobre el tema, hecha por el licenciado José Ovalle Polanco, un agudo estratega de la política y quien ya tiene su impronta como el introductor de las elecciones primarias en el PRD, un sistema que también ha sido implementado por los otros dos grandes partidos del país.

Ovalle Polanco, en una petición al PRD, le pide a la nueva dirigencia estudiar la posibilidad de abrir espacios de participación a líderes emergentes de la sociedad, como el licenciado Pedro de Jesús Candelier, ex jefe de la Policía Nacional.

Candelier es uno de estos líderes de la siguiente generación, que reúne las cualidades que requiere y exige el momento, resaltando en él gerencia, eficiencia, honradez y sobre todo valentía en las responsabilidades que asume y les son encomendadas.

No necesita uniformarse con un atuendo democrático constitucional, porque con el arma de la ley y el orden al frente de la Policía Nacional, de la Dirección General de Foresta y de AMET cumplió con el cometido delegado por la sociedad. Mantuvo a raya a la delincuencia, protegió nuestros bosques de las manos depredadoras e inició un proceso de reorganización del tránsito, acciones estas que posteriormente fueron descontinuadas.

Su capacidad gerencial al más alto nivel y esa actitud responsable en los retos que asume, es que hacen de Candelier un potencial líder emergente de la siguiente generación.

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