¿Candelier presidente?

¿Candelier presidente?

ANTONIO PEÑA MIRABAL
Hace unos días el periódico Hoy publicó una diminuta nota en la que se informaba la creación de un supuesto movimiento que tendría por objetivo la promoción de la candidatura presidencial del general (r) Pedro de Js. Candelier. No sería la primera vez que un guardia esté aspirando a la primera magistratura de la nación.

Los que acarician la idea de que un guardia se haga cargo del poder político del país basan sus criterios en que la situación actual amerita un gobernante de mano dura. Otros juegan a la descalificación de la clase política nacional y como no tienen el valor suficiente para plantearlo de frente al sol, se van por las ramas, alentando ideas aventureras como éstas. Lo cierto es que desde hace unos años hay sectores nacionales apostando a que el gobierno dominicano sea dirigido por un guardia, y a quien siempre se ha mencionado como la figura predestinada a jugar ese rol, es a Candelier.

Los guardias no están listos para bregar con asuntos políticos, su mentalidad es para ir a la guerra con las armas, no con las ideas, como es el caso de la política. Para que un guardia se enganche a la política requiere cualidades que hasta el momento Candelier no ha mostrado. Lo que se conoce como el legado de Candelier se corresponde con la de un guardia de carácter férreo, que ha impuesto sus decisiones con firmeza. Pero dirigir el gobierno es otra cosa distinta a imponer criterios, es el manejo de lo viable, el arte de lo posible. Recordemos cuando Hipólito pretendió atajar la carrera alcista de la tasa del dólar provocada por su pésimo equipo económico, llevando a una reunión de banqueros a la plana mayor de los cuerpos castrenses del país. El efecto de esa visita inadecuada a dicha reunión provocó todo lo contrario de lo deseado por el gobierno en ese entonces; a partir de ahí fue que la desconfianza se apoderó del mercado cambiario y la tasa del dólar empezó a subir en forma desproporcionada. Ya fue suficiente con el invento del PPH dirigiendo los destinos del país, para ahora querer inventar con Candelier, como si dirigir la nación fuera igual a dirigir choferes en los corredores de las principales avenidas de Santo Domingo, o desalojar campesinos en los haitises. El gobierno es otra cosa.

Ahora bien, supongamos que el proyecto Candelier sea viable y que encuentre quienes le apoyen en sus pretensiones de gobernar el país democráticamente, pero ¿Qué sabe Candelier de economía para manejar un país que fue afectado por la peor crisis económica de las últimas décadas? ¿Qué sabe Candelier de oferta y demanda para mantiene estable los precios de los bienes y servicios de consumo masivo de la población, y que la inflación no se trague los sueldos de los asalariados como ocurrió en el gobierno pepeachista? ¿Qué sabe Candelier sobre la tasa del dólar, que no sea meter miedo a los agentes económicos para que la mantengan a los niveles deseados? ¿Entenderá Candelier lo que es el déficit cuasifiscal del Banco Central, su origen y lo que esto ha significado para la economía del país? ¿Sabrá Candelier que nuestra economía se encuentra intervenida por el FMI, producto del pésimo desempeño de las pasadas autoridades? ¿Qué sabe Candelier del Banco Mundial, del BID, la OMC, el ALCA, el CAFTA, etc., y las incidencias de todo esto en un mundo globalizado como el que vivimos hoy día? Qué sabe Candelier sobre deuda externa, su composición, negociación? Seguro lo mismo que los genios del pasado gobierno que casi triplicaron la deuda externa bajo el triste argumento de que el país tenía capacidad de endeudamiento, olvidando la capacidad de pago. ¿Qué sabe Candelier sobre el campo dominicano, sus deficiencias, falta de financiamiento, si su último jefe, confeso campesino-agricultor, no sólo se conformó con mandar a quemar arrozales por completo, sino que llevó a la quiebra a miles de pequeños y medianos productores agrícolas?

Los que están entusiasmados con Candelier deben reflexionar sobre todo esto y sobre muchas otras cosas más, porque no todo el que quiere gobernar está preparado para ello; si no, echen un vistazo al desastre de los cuatro años de Hipólito frente al gobierno. Si el país votó abrumadoramente por Leonel el pasado año, fue porque se cansó de los atropellos y los desaciertos del pasado gobierno. Ese fue un invento que le salió caro al país. El de Candelier, puede ser peor.

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