Candidata oficialista de Brasil supera  26 puntos  a oposición

Candidata oficialista de Brasil supera  26 puntos  a oposición

Río de Janeiro.  EFE. La candidata oficialista a la Presidencia de Brasil, Dilma Rousseff, amplió su ventaja a 26 puntos frente al opositor José Serra de cara a las elecciones del próximo 3 de octubre, según un sondeo divulgado ayer.

La abanderada del Partido de los Trabajadores (PT), que cuenta con el respaldo del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, obtuvo el 51% de las intenciones de voto, la misma cifra que hace dos semanas, lo que le garantizaría el triunfo en la primera vuelta, según esta encuesta elaborada por el instituto Ibope para la televisión Globo.

Serra, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), perdió dos puntos de apoyo con respecto a la última encuesta del Ibope y cayó al 25% de las intenciones de voto. La aspirante por el Partido Verde, Marina Silva, mejoró en tres unidades y pasó del 8 al 11%, lo que supone su mayor avance y su techo de votos hasta ahora entre todos los sondeos divulgados. Un 4% de los electores declaró que votará en blanco o nulo y el 8% continúa indeciso, según este sondeo realizado   con 3,010 entrevistas  y que tiene un margen de error de dos puntos porcentuales. El sondeo confirma la tendencia de todas las encuestas de estas últimas semanas, que indican una probable victoria de Rousseff en la primera vuelta. Este fue el primer sondeo que pudo reflejar efectos en el electorado de las acusaciones de corrupción que tumbaron el jueves a la ministra de Presidencia, Erenice Guerra.

Las claves

1.  Escándalo

El pasado marzo, la ministra de Presidencia, Erenice Guerra, sucedió a Dilma Rousseff al frente de la cartera de Presidencia, el ministerio más importante del Ejecutivo, cuando ésta dejó el Gobierno para presentarse a las elecciones.

2.  Renuncia

Guerra presentó ayer su «renuncia irrevocable» por las denuncias que ventiló la prensa en las últimas semanas, lo que ella calificó como una «implacable campaña» de «difamaciones» con objetivo de «crear un clima artificial de escándalo» para afectar al Gobierno y a la campaña de Rousseff. El PSDB ha aireado estos últimos días las acusaciones de tráfico  influencias

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