Candidatos a Casa Blanca
enfrentarán gran desafío

<p>Candidatos a Casa Blanca <br/>enfrentarán gran desafío</p>

WASHINGTON,  (AFP) – Irak sumido en el caos, Irán desarrollando su potencial nuclear, Corea del Norte reacio: la escena internacional ofrece un desafío particularmente difícil al próximo presidente de Estados Unidos y fuerza a los candidatos a las elecciones de 2008 a exponer su visión del mundo.

Tradicionalmente la política exterior no ha tenido mayor influencia en los comicios estadounidenses, pero esta situación cambió en las últimas elecciones legislativas en noviembre, en las que el Partido Republicano del presidente George W. Bush perdió.

El apasionado debate en curso sobre la mejor manera y la mejor fecha para retirar a las tropas estadounidenses desplegadas en Irak se distingue como el principal tema que distingue a los candidatos.

“La atención sobre Irak desvía la atención sobre otros temas comunes de política exterior”, subraya Sean Kay, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Wesleyana en Ohio, aunque por ahora sea imposible determinar cuál será la primera crisis con la que el presidente que asuma en enero de 2009 deberá enfrentarse.

De todas formas, el o la presidente deberá decidir si seguir o no con la política inspirada por los neoconservadores, que desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 hicieron triunfar el principio de la guerra preventiva.

Por lo general los discursos de campaña ofrecen pocos indicios sobre las opciones de política exterior de los candidatos: en 2000, George W. Bush prometió humildad en materia de política exterior, y luego declaró la guerra y se embarcó en operaciones colosales de reconstrucción en Irak y en Afganistán.

La ex primera dama Hillary Clinton, que inició su etapa preelectoral este fin de semana en Iowa, estima que Bush dilapidó la buena voluntad de la comunidad internacional que suscitó el atentado del 11 de septiembre, por la manera deplorable con la que ha llevado a cabo la guerra contra el terrorismo.

Para Clinton, Estados Unidos debe ser mediador de los conflictos en Medio Oriente, y manejar la amenaza nuclear norcoreana, como lo hizo su marido, el ex presidente Bill Clinton, entre 1993 y 2001.

“Las negociaciones directas no son un signo de debilidad, sino de autoridad”, declaró Clinton en octubre.

Por el momento, Clinton debe sobre todo mantener un equilibrio delicado entre la justificación de su voto a favor de la guerra en Irak en octubre de 2002, que no le perdona la base del Partido Demócrata, y la afirmación de sus cualidades como dirigente responsable.

El republicano John McCain, uno de sus potenciales adversarios, asumió el riesgo de vincular su destino a Irak, al luchar sin tregua desde 2003 por un aumento fuerte de las tropas en ese país. El se acerca también a la filosofía neoconservadora, al estigmatizar a los “monstruos morales” del extremismo islámico.

“La doctrina de disuasión no es más conveniente”, estima este ex prisionero de guerra en Vietnam, y duro crítico del presidente ruso Vladimir Putin.

El ex alcalde republicano de Nueva York Rudolph Giuliani, que también pretende lanzarse como candidato, también se pronunció a favor de la nueva estrategia en Irak anunciada por Bush hace unas semanas.

El tercer candidato para la investidura republicana, el ex gobernador de Massachussetts Mitt Romney, viajó a Israel recientemente, donde pidió que el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad fuera demandado por incitar al genocidio.

Del lado demócrata, el ex candidato a la vicepresidencia John Edwards lucha por una acción fuerte del Congreso para poner fin a la guerra en Irak.

Y la nueva estrella del Partido Demócrata, Barak Obama, que busca convertirse en el primer presidente negro de Estados Unidos, puede felicitarse de haber denunciado la guerra en Irak mucho antes de que estallara.

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