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En su museografía, Salvador Bergés hizo uso de sus dones y su experiencia… pero reverenciando a Cándido Bidó para que las piezas expuestas transmitan su idoneidad… Él convierte al espectador en un lector participante.
Los colores elegidos para los muros –¡aparte de sus dos murales “neo-bidosianos”!- aumentan la correspondencia con las obras y nuestra sensibilidad ante pinturas por cierto muy bien escogidas.
Luego, Salvador, con su “pasado” en el decorado de teatro, ha ambientado realmente los cuadros y creó un circuito afín con los temas, aunque no sometido a ellos.
Despliegue y concentración
Se nos ofrece, cual un guión espontáneo, la producción de Cándido Bidó desde los 60.
La exposición despliega escenas y escenarios que incontables admiradores “adoraban”… y ahora redescubren, sorprendidos ante tantas imágenes fantásticas, idílicas, reales-maravillosas.
Conmueven sus tiernas maternidades, sus grandes rostros, sus campesinas y sus ”damas”, sus bodegones, sus paisajes, aquella flora y fauna, a menudo todo mezclado e integrado felizmente… de sol a sol.
“Cándido Bidó presente siempre” permite penetrar en la sabiduría y las emociones tan hondas como cotidianas de un maestro… poeta de las pinceladas.
Algunas pinturas son sonetos estricta y armoniosamente compuestos, otras son odas exaltando la ternura, el amor, la vida en la naturaleza, hasta una muy especial que parece la epopeya de una doncella atravesando el espacio pájaro en mano.
Más testimonios
En el transcurso de su larga y fecunda carrera, Cándido Bidó ha conocido una cantidad impresionante de celebridades, nacionales e internacionales de la política y la economía, la literatura y el arte. Ejemplo de ética, su conducta rigurosa y su inmenso talento han sido tan apreciados que decenas de instituciones y colecciones en el Caribe, América, Europa y Japón atesoran al menos “un Cándido Bidó”…
Un sector de la exposición, esmeradamente dispuesto, presenta decenas de documentos y fotografías testimoniales: don Cándido y también doña Modesta departen con ilustres seguidores.
Admiramos decoraciones preciosas que se otorgaron al artista como reconocimiento por una entrega cultural y por una proyección del país… que hoy nos hace mucha falta. ¡Cándido tenía una voluntad de hierro y un talento de oro!
…Ni hablar de una pequeña selección de catálogos que reflejan las innumerables exposiciones. “Cándido Bidó presente siempre” puede – o debe – visitarse dos veces para disfrutar un conjunto de excepción.