El pasado jueves y viernes se celebró en Santo Domingo, convocado por la Cámara de Diputados de la República Dominicana, el Primer Foro Parlamentario Sobre el Derecho a la Alimentación. El responsable organizador fue el Diputado Dr. Gilberto Serulle Ramia, presidente de la Comisión Permanente de Salud de ese cuerpo legislativo, en estrecha coordinación con las Comisiones de Agricultura y Derechos Humanos.

El solo hecho de la reunión ya es de por si una muy buena noticia ya que expresa la preocupación que el tema ha levantado en ese Hemiciclo y que, al parecer, nuestros diputados están decididos a enfrentar la situación que se vive a nivel mundial y su coletazo en la economía y sociedad nacionales.

La participación nacional e internacional fue amplia: representantes de parlamentos de América Central, Venezuela, Cuba y otras naciones del Gran Caribe, así como del Parlamento Centroamericano – PARLACEN – y del Parlamento Andino y de varios organismos internacionales incluyendo a un representante especial de la FAO. Se abordó un amplio espectro de temas relacionados con el precio de los alimentos, la viabilidad de acceso de vastos sectores sociales, la incidencia de la desnutrición, el impacto de los precios de los combustibles así como el efecto en el mercado del auge de los bio-combustibles, liderados por el etanol.

Un diputado salvadoreño sorprendió al pedir que se le explicase cómo se podía compatibilizar la “seguridad alimentaria” con el dilema competitivo que se desprende de los acuerdos de libre comercio con potencias desarrolladas. Varios diputados levantaron la voz de alarma ante el hecho, reconocido como principalísimo, de volcar el campo dominicano a producir alimentos.

Aunque el país tiene una situación menos crítica que la mayor parte de las naciones de la región, al producir alrededor del 80 por ciento de los alimentos que consume, el desafío ante el que se está no es para dormirse en los laureles.

Sin embargo, el planteamiento más relevante – definido tanto por el Dr. Serulle como por el Lic. Julio César Valentín, presidente de la Cámara, como trascendente, fue el llamado a estimular operaciones de canje de deuda por alimentación. Efectivamente, ese es un enfoque estratégico.

A partir de la terrible crisis de la deuda de los años ochenta, algunos países e instituciones internacionales promovieron operaciones de conversión de deuda por inversiones para el desarrollo, preservación de la naturaleza, educación, etc. Se trataba de complejas operaciones financieras que permitía a los países destinar recursos, originalmente destinados al pago de sus deudas, hacia esos fines y se les borraba o condonaba la deuda.

Ahora se trata de hacer lo mismo, que se efectúen operaciones que le permitan a nuestros países destinar fondos para la producción alimentaria, y no necesariamente para adquirir alimentos, y que se les contabilice como reducción de deuda.