SAN PEDRO DE MACORIS.- El ambiente no podía ser mejor para el juego de béisbol. La electricidad del acontecimiento que se iba a producir se sentía claramente en cada rincón del estadio Tetelo Vargas.

¿Y cómo no? No todos los días debuta en la pelota invernal un pelotero de US$240 millones, como fue el caso con Robinson Canó, que se puso el uniforme de las Estrellas Orientales para integrarse a la recta final de un emocionante Round Robin.

“Me siento contento de estar jugando de nuevo aquí con las Estrellas. Espero poder contribuir a que tengamos éxito y que este sea el año verde”, dijo Canó a redactores de Hoy minutos antes de ponerse el uniforme verde que no usaba desde la temporada 2008-09 cuando aun pertenecía a los Yanquis de Nueva York.

En el Tetelo Vargas, que tiene una capacidad oficial de 6,500 parroquianos, había más de 8,000 personas presentes, incluyendo unas mil boletas que se vendieron sin asiento, o sea, de pie. La emoción de Canó con relación a su debut fue tan grande que él mismo compró 300 boletas con su dinero para repartir entre relacionados y fanáticos. En las gradas del Tetelo Vargas se vieron decenas de aficionados con camisetas verdes que decían “Keep Calm, I’m a Canó fan” (Mantente calmado, soy fanático de Canó).

Conseguir el permiso de Canó no fue nada fácil, pero hubo muchas cosas que se combinaron para que fuera posible. Primero, el gran deseo del intermedista que solo jugará como bateador designado en los cinco partidos de la serie semifinal.

Segundo, Canó se encuentra en proceso de recuperación de una lesión que sufrió en la serie que jugó en Japón y el momento era propicio para batear en vivo y probar su dedo del pie tras la fractura.

Tercero, el deseo de cumplirle una promesa a un abuelo que está a punto de morir.

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El compromiso

Como parte del compromiso con los Marineros para que se le permitiera jugar a Canó, hay un séquito de cinco personas acompañando al jugador, incluyendo dos coaches de Grandes Ligas que observan cada paso que éste da.

Fianza

Asimismo, se cumplió con el pago de una fianza para el contrato del jugador que, según fuentes, ascendió a más de US$100 mil.