Julius Nyerere es un referente moral en la historia política de África
El médico, misionero y explorador escocés David Livingstone fue un apasionado de África. No explotó las riquezas de allí sino que dedicó su vida a curar y catequizar a sus habitantes. Desentrañó la geografía y reportó que África era “un país de ríos y árboles”, no como el Sahara.
Livingstone, figura señera del siglo XIX, hizo aportes a la medicina, geología, botánica y zoología a la vez que atacó el comercio de esclavos y de marfil. Después de descubrir las cataratas Victoria regresó a Inglaterra y recibió fondos de la Royal Geographical Society para explorar en 1866 el nacimiento del Nilo, que confundió con el río Congo.
Por largos años en Europa no se tuvieron noticias de Livingstone y el periódico New York Herald contrató al aventurero periodista Henry Stanley para localizarlo.
En 1871 Stanley cruzó al continente desde la isla Zanzíbar y después de 236 días encontró a Livingstone frente al lago Tanganica. La noticia se hizo viral en el mundo entero.
Luego de explorar juntos ese lago Stanley regresó a Inglaterra y se enriqueció haciendo reportajes, dictando charlas y escribiendo libros. Como se descubrió que maltrataba y asesinaba aborígenes, los británicos prescindieron de sus servicios y amplió su fortuna colaborando con el rey Leopoldo II de Bélgica que colonizó al Congo cometiendo un genocidio tan atroz como el de Stalin y Hitler. Recientemente Felipe, rey de Bélgica, pidió perdón por esos pecados de su ascendencia.
Livingstone vivió más de 30 años en África hasta su muerte en mayo de 1873, atacado por paludismo y disentería. Su cadáver está sepultado en la abadía de Westminster, pero no su corazón.
Los africanos lo enterraron bajo un árbol porque consideraron que su corazón pertenecía a África.
Con la descolonización e independencia de países africanos ocurrida a partir de 1960, Tanganica estuvo de nuevo en la agenda mundial con las actuaciones de Julius Nyerere, quien había enseñado en una escuela pública católica y completado su formación con una maestría en Economía e Historia en la Universidad de Edimburgo.
Allí conoció los principios del socialismo Fabiano que sirvió de base ideológica al Partido Laborista Británico y a la actual socialdemocracia.
Fue el primero de sus conciudadanos educado en el extranjero. A su regreso creó el primer partido del país, la Unión Nacional Africana de Tanganica (TANU), que promovió la independencia basada en la no violencia con enfoque multiétnico y armonía político-social. Tanganica no sufrió una guerra sangrienta como la de los Mau Mau y británicos en la vecina Kenia.
En septiembre 1960 el TANU ganó la Asamblea Legislativa y Nyerere se convirtió en “ministro jefe” con un “autogobierno” limitado. En mayo 1961 Nyerere se convirtió en primer ministro y en diciembre 1962 fue elegido presidente de la nueva República de Tanganica.
Después que terminó el protectorado británico en Zanzíbar, Nyerere anunció en abril 1964 la fusión de Tanganica y Zanzíbar, formando la República de Tanzania, con Nyerere como presidente.
En 1970 proclamó la “Declaración Arusha” basada en la “ujamma” que promovía una sociedad socialista igualitaria con cooperativas agrícolas aldeanas que no fueron productivas.
Nyerere apoyó los movimientos de liberación en África y logró que Sudáfrica fuera excluida del Commonwealth por el “apartheid”.
Aunque había sido pacifista, en 1978 Tanzania enfrentó tropas de Uganda que violaron sus fronteras y 20,000 tropas tanzanas combatieron junto a rebeldes ugandeses que triunfaron al derrocar al dictador Idi Amín, quien huyó al exilio.
Esa aventura militar devastó la economía de Tanzania. En 1985 Nyerere abandonó el poder por decisión propia y se marchó montando una bicicleta. A pesar de sus fracasos económicos dejó a Tanzania con un porcentaje de alfabetización de 90%, el más alto de África, la mortalidad infantil reducida a la mitad y el país con estabilidad político-social.
En 1966 la Iglesia católica de Tanzania presentó ante el Vaticano la solicitud de canonización de Julius Nyerere cuyo Gobierno, humilde y sobrio, constituye un referente moral en la historia política de África.
El solo hecho de que el “Padre de la Patria” esté siendo evaluado para una eventual beatificación es motivo de orgullo para los tanzanos, en un continente con gobernantes como Idi Amín y Bokassa, acusados hasta de canibalismo.
En nuestro tiempo pululan quienes gobernaron no como Nyrere sino con la codicia de Amín, Bokassa y Eduardo dos Santos, que enriqueció a toda su familia.
En el sexagésimo aniversario del ajusticiamiento del tirano, proclamamos que los Héroes de Mayo merecen que les dediquemos la frase de Churchill: “Nunca tantos debieron tanto a tan pocos”.