Para la antropóloga Tahíra Vargas el hecho que en el país haya 28,324 bancas de apuestas revela que gran parte de la población vive en incertidumbre por lo que tiene que apelar a esa práctica en búsqueda de recursos para satisfacer sus necesidades.
Mientras el vicerrector docente de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), Radhamés Mejía, consideró que la gran cantidad de bancas en los barrios contrasta con las pocas oportunidades que tienen los jóvenes para insertarse en el mercado laboral y obtener una mejor educación.
Vargas apuntó que la proliferación de los juegos de azar no solo puede atribuirse a la pobreza, sino que en sectores de clase media también se apela al juego ante la inseguridad que generan la falta de servicios básicos de parte del Estado.
Consideró que además de esto, la corrupción estatal es otro factor que genera inseguridad.
En la sociedad dominicana las apuestas no solo tienen que ver con la pobreza es también incertidumbre que afecta la clase media, en un país donde tu no tienes un Estado que te brinde seguridad no solo ciudadana, sino económica, ya que tu no sabes en que momento te suben los impuestos, que lo que se va a pagar de impuestos se esté invirtiendo en la población, expresó Vargas.
Alertó que no debe haber tantas bancas porque el juego genera adicción y a través del mismo se comprometen recursos en detrimento del presupuesto familiar.
En tanto Mejía advirtió que el juego hace que los jóvenes piensen que para tener éxito no es necesario trabajar y educarse, sino que hay formar más rápidas de llegar a la prosperidad.
Dijo que las bancas se constituyen en una incitación a los jóvenes que deben estar concentrados en sus estudios. Si como proliferan las bancas en barrios hubieran opciones de estudio y trabajo, la juventud fuera otra, concluye.