Canto a mí mismo

Canto a mí mismo

SERGIO SARITA VALDEZ
Acabando de golpear el territorio de La Española, la sorprendente, repentina, furiosa, despiadada y escalofriante tormenta Noel con su secuela de pérdida de vidas humanas por encima del centenar, así como los inmensos daños a viviendas, ajuares, propiedades agrícolas y vías de comunicación, los dominicanos pobres sienten que momentáneamente se alejan sus sueños y esperanzas del hoy y del mañana próximo.

Adelantándose a estos lamentables acontecimientos por más de siglo y medio, el poeta clásico norteamericana Walt Whitman pudo habernos dedicado estos hermosos versos que transcribo a continuación:

«Con estrépitos de música vengo, / con trompetas y tambores. / Mis marchas no suenan solo para los victoriosos, / sino para los derrotados y los muertos también. / Todos dicen: es glorioso ganar una batalla. / Pues yo digo que es tan glorioso perderla. / ¡Las batallas se pierden con el mismo espíritu que se ganan! / ¡Hurra por los muertos! / Dejadme soplar en las trompas, recio y alegre por ellos. / ¡Hurra por los que cayeron, / por los barcos que se hundieron en la mar, / y por los que perecieron ahogados! / ¡Hurra por los generales que perdieron el combate / y por todos los héroes vencidos! / Los infinitos héroes desconocidos / valen tanto como los héroes más grandes de la historia». Otro ciudadano estadounidense, esta vez el periodista y escritor del pasado siglo XX y premio nobel de literatura, Ernest Hemingway, también expresaría su honda pesadumbre ante el panorama que muestra los estragos causados por esta despiadada vaguada caribeña. Lo diría con el encabezado de su ya clásica novela Por quién doblan las campanas: «Nadie es una isla completa en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti».

Tocó a Jesús de Nazaret recomendar a sus discípulos: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» La naturaleza nos está haciendo vivir unos tiempos difíciles propios para hombres y mujeres grandes. No es el momento para las lamentaciones y recriminaciones, es la oportunidad para aceptar el reto y someternos a prueba. La catástrofe nos ha golpeado en la nariz y a un knock out en el primer asalto no podemos declarar la pelea como perdida. ¡A golpes se templó el acero!, diría alguien, en tanto que nosotros sentimos el aliento con el llamado al trabajo que nos hace el fundador de la patria Juan Pablo Duarte: «Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos. Trabajemos, trabajemos sin descansar, no hay que perder la fe en Dios, en la Justicia de nuestra causa y en nuestros propios brazos».

Ha llegado la hora de cerrar filas en solidaridad con nuestros hermanos y hermanas sumidos en la desgracia. Todos al unísono debemos entonar un himno de amor, sacrificio y de esfuerzo tendente a socorrer a las víctimas de NOEL. ¡Hoy por ellos! ¿Mañana quien sabe?

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