Qué tan fácil es imaginar que en la cárcel de La Victoria, un ambiente hostil, cargado de violencia y de personas que han cometido delitos terribles, haya un coro compuesto por 62 hombres que cuando cantan doblegan el corazón más resistente al cambio?.
Pues de eso trata esta historia, del grupo coral “Canto de Victoria”, cuya calidad resalta por encima de los barrotes y traspasa los muros de la prisión en toda la extensión de la palabra.
Dirige el coro el recluso Gerald Félix, un cubano de 37 años, con 11 en el país. Cuenta que a los pocos meses de llegar al recinto lo invitaron a tocar en una actividad, pero las autoridades desconocían su grado de preparación; cuando vieron su capacidad le sugirieron el proyecto, que arrancó hace ya año y medio.
El licenciado en música, que toca la mayoría de los instrumentos, explica la esencia de su arte “Canto de Victoria, porque cantamos dentro de La Victoria, en victoria para Cristo Jesús”.
Dirección de Prisiones. Cuenta que el director de Prisiones autorizó a formar el coro, el cual empezó con un grupo de diez, luego subió a 15 y ahora tiene 62 integrantes, quienes tocan la batería, piano, trompeta, saxofón, trombón, violín, entre otros instrumentos.
Señala que de los 62 miembros, 32 hacen las voces en primer o segundo tenor, barítono y bajo.
“Nos tratan bien, y a pesar de estar preso ha sido una bendición tocar aquí dentro”, expresa Gerald, quien tiene un año y ocho meses preso. No quiso decir el motivo de su detención.
Nacionalidades. Dijo que el coro tiene integrantes de origen holandés, haitiano y Mozambique. Además tiene varios uniformes, incluyendo de gala, porque les han dado la oportunidad de tocar en eventos especiales fuera del recinto, con la autorización de la Dirección de Prisiones, quien además les facilita los instrumentos musicales.
Gerald, quien destaca que la música es su vida, dice que ensayan de 4:00 a 6:00 de la tarde, diario, menos los días de visita. “A todos les enseño, y algunos aprendieron a tocar los instrumentos en tres, otros en cuatro meses”.
Señala que para entrar los internos deben audicionar para saber la modulación de las voces y su desenvolvimiento escénico. “Todos están aquí por algo, pero no todos somos iguales, pero al menos nosotros estamos marcando la diferencia”, expresó.
Integrante. Miguel Ángel Bautista, uno de los integrantes, cuenta que de los cinco años que lleva preso, tiene uno en el coro, donde se siente muy bien. El interno, cumple la pena de 30 años, por homicidio; toca el trombón de bajo, y canta.