Caos en el país

Caos en el país

JOSÉ R. MARTÍNEZ BURGOS
El resumen diario, de la lectura de los periódicos dominicanos nos hacen pensar, que estamos viviendo en medio de un espantoso caos político, pero además en un caos económico, caos social, caos dentro de las familias y caos hasta en el tránsito vehicular y quizás hasta en la justicia y las actividades de los partidos políticos. Hay caos, ya confirmado hasta en las encuestas, que denotan un derrumbe entre las simpatías políticas. En este último caso el pronóstico es malo en sí, tanto para el PLD (que ha buscado desesperadamente una alianza con el PRSC), como para el PRD que la ha obtenido. Ojalá no se introduzcan factores temporales, pues son pocos los meses que faltan para las elecciones, y es muy posible que de aquí al vencimiento del plazo para llegar al 16 de Mayo/06, los acontecimientos que se deriven de la reforma fiscal jueguen un papel trascendental: los indecisos, los rezagados, los indiferentes y los malvados de siempre, pues hay un verdadero desmadre territorial sobre todo en el ámbito de la demarcación del viejo Distrito Nacional, que está produciendo un declive sustancial dentro del Gobierno del PLD, porque la economía aunque apunta a crecer, está montada en la prepotencia de los líderes que cabildean alrededor del Presidente. Es decir, en el aire hay un tufo a crisis, porque la cosa está instalada sobre premisas no sostenibles a mediano plazo.

La idea de una coalición entre los que aspiran a formar cuadros comunes para las próximas elecciones, la idea repito, nos pone en evidencia preguntas elementales, de lo que podría suceder de realizarse cualquiera de las dos que se anuncian a ritmo de tambor mayor. Las ofertas que hacen PLD y PRD al PRSC, dan claras perspectivas de un futuro de peleas de gallos. Todo hace pensar que el Presidente no está alerta. Lo llevan a un degollado, su liderazgo moral lo están socavando. Mientras tanto el PRSC, desconoce su importancia y ambición de algunos dirigentes lo llevan a su propio entierro.

El caos es evidente, y la cuestión no es de carácter práctico sino teórico.

Y todo puede resumirse de esta manera: ¿Para qué una coalición? ¿Qué objetivos se persiguen? Se ve, que hay precipitación, producto de la descomposición política que ahora presenciamos, todo parece que los políticos viven un escenario inverosímil, y quieren inventar un monstruo que pueda sembrar estabilidad duradera de un sistema ya en decadencia, porque la coalición que se proponen inventar los tres grandes partidos, es un disparate, que los partidos pequeños alientan para salir del anonimato y poder darse la importancia que nunca han tenido.

Parece, que el caos total que nos arropa, no permite que la clase política se de cuenta que el país ya está preparando para su modernidad.

La sensación, es cada vez más intensa del malestar social y económico.

El pueblo se ha adelantado a sus líderes y siente que el Estado está descarrilado, no existen actitudes ni conceptos claros. Y mientras tanto el tiempo pasa factura y las fuerzas centrífugas predominan ya sobre las centrípetas. Todo indica que nuestro país va experimentar un gran período que viviremos dentro de un caos mayúsculo, es como si una nueva España Boba hará su aparición, y la única suerte que queda es la estampida hacia otras tierras. No a las alianzas, cada quien por su lado, para demostrar cual es la fuerza que impulsará el desarrollo sostenido. Es que nuestros partidos políticos deben renovarse desde el sótano hasta el techo y admitir que han vivido equivocados en su estrategia.

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