Cap Cana: un desafío a la imaginación

Cap Cana: un desafío a la imaginación

Mucha gente en este país no comprende aún los beneficios del turismo y los lujos que nos ha permitido disfrutar.

Toda la zona Este y parte de la zona Norte serían hoy más pobre que el sur profundo, si no fuera por el turismo.

Pero hay personas que disfrutan degradando los esfuerzos de inversionistas nacionales e internacionales que promueven este sector.

Recuerdo la litis por unos terrenos de Punta Cana donde se trató de involucrar y desprestigiar a figuras conocidas internacionalmente, vinculadas a proyectos turísticos de la zona.

Hay países, como Costa Rica, que protegen su imagen en el exterior y particularmente su turismo, al punto que rara vez sale algo negativo en la prensa.

 Es un exceso que distorsiona ciertas realidades aunque aquí el exceso es al revés. Se ensañan contra quien sea, si eso les reporta beneficios.

Ahora resulta que se repite la misma campaña negativa contra Cap Cana. Si bien muchos analistas serios hablan de los problemas financieros de proyecto, que no hay dudas que los tiene; otra cosa es hacer críticas destructivas, distorsionadas y probablemente pagadas.

Es como si algunos quisieran que el proyecto se fuera a pique sin entender las graves consecuencias que eso tendría para el país. ¿O somos burros para no imaginarlo?

La verdad es que todo proyecto de la magnitud de Cap Cana, para completar su ejecución, tiene necesariamente que buscar recursos en los mercados financieros internacionales.

Eso lo hacen todos los proyectos de su tipo alrededor del globo.

El problema es que Cap Cana trató de obtenerlos en el peor momento ya que la crisis financiera estaba alertando a los inversores de que todo se venía abajo.

Eso le impidió disponer de unos 500 millones de dólares a costos razonables, para completar muchas de sus obligaciones inmobiliarias con la que recibirían probablemente más del doble de esa cantidad cuando cumpliera con los adquirientes. Ahora la cosa se complica por la caída en el precio de sus bonos.

No conozco en detalles la situación de Cap Cana. Ni me he acercado a sus dueños en los últimos cuatro años.

Pero todo parece indicar que vendieron la concesión de los aeropuertos para usar parte de esos recursos en la capitalización del proyecto. Sin embargo, eso no será suficiente y tendrán que buscar un gurú de las finanzas para que los asesore en la reingeniería del proyecto.

Finalmente, el Gobierno debe apoyar a Cap Cana, buscando potenciales inversionistas extranjeros que lo capitalicen, porque los inmuebles que garantizan esas inversiones difícilmente se depreciarán, aunque los rumores y la situación misma de iliquidez estén depreciando el valor de sus bonos en el mercado.

Una inyección de capital fresco revertiría inmediatamente esa situación.

No olvidemos que EE.UU. y otros países, no tienen tapujos en apoyar con dinero público a sus empresas estratégicas para mantenerlas a flote en estos tiempos difíciles. Nosotros no tenemos los recursos para hacerlo directamente, pero sí podemos ayudar en forma indirecta.

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