Capacitación docente y reforma de la educación

Capacitación docente y reforma de la educación

Jesus de la Rosa.

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A pesar de lo consciente que estamos del cúmulo de debilidades, carencias y deficiencias que habremos de afrontar para echar hacia delante un proceso de reforma de nuestras escuelas, institutos y universidades públicas, nos sumamos, como uno más, al grupo de educadores que cree que la propuesta gubernamental del Pacto Nacional para la Reforma Educativa habrá de funcionar, y que la materialización de los planes y proyectos que se deriven de su discusión impulsarán las reformas necesarias para elevar la calidad, cobertura, pertinencia y trascendencia de nuestro Sistema de Instrucción Pública. Por lo que contemplamos con satisfacción el hecho de que la fase inicial de dicha propuesta, la de dar conocer la metodología que habrá de emplearse en dicho proceso, culminara de manera tan exitosa. Y que la segunda fase del mismo tuviera lugar con la participación de miles de personas de diversos estratos sociales, incluyendo funcionarios del Ministerio de Educación, expertos y entendidos en la materia, quienes disfrutamos de la oportunidad de expresarnos acerca de los problemas que afectan a nuestro Sistema de Instrucción Pública, y de sugerir soluciones que, a nuestro modo de ver, habrán de solucionar los problemas que afectan el buen funcionamiento de nuestras escuelas y de nuestras instituciones de educación superior.
La fase de consulta del Pacto Nacional para la Reforma de la Educación ha sido todo un éxito, no sólo por por el número de participantes; también, y por el orden que imperó, y que, esperamos, habrá de seguir imperando en las discusiones de los diferentes temas.
Pero, sin dejar de ser optimista, entendemos que no todo es color de rosas; que ya comienzan a surgir una serie de calamidades que pueden constituirse en obstáculos que impidan la materialización de nuestras intenciones, como la no correspondencia entre las inversiones y las formas de gestión expresadas en un retardo del ritmo de construcción de escuelas y de reparaciones de aulas; en los espacios destinados a comedores de estudiantes de tandas extendidas. También, en ciertos reclamos de aumentos salariales de parte los actores más llamados a participar en el proceso de reforma que acaba de iniciarse. Lo más sensato sería el que todo se discuta en las mesas de discusiones; pero, temo que no podrá ser así. Como expresamos en la entrega anterior, los expertos, técnicos y entendidos en la materia lo que hacemos es formular planes y proyectos de reforma de la educación que redunden en beneficios de todos; pero, sin perder de vista el hecho de que la reforma de la educación sólo tiene lugar en las aulas y laboratorios de clases.Sin la participación responsable de los maestros en el proceso de reforma nada se puede lograr, por lo que proponemos que, antes de involucrarnos en las discusiones alrededor de otros temas, nos aboquemos a esclarecer todo lo relativo a la formación y capacitación de maestros; a sus salarios; y a lo relativo al Seguro Médico de Maestros; en fin, a todo lo que contribuya a elevar el nivel de vida de los docentes en servicio.Claro está, que con el compromiso de parte de éstos y de quienes los dirigen de integrarse al proceso de reforma, apartándose un tanto de los reclamos de reivindicaciones de carácter gremial, tal y como lo hicieron durante el proceso de desarrollo del Plan Decenal de Educación 1993-2003.
La realidad de un mundo globalizado de mercados abiertos a la competencia internacional nos obliga a replantearnos nuestras maneras de vivir, nuestras expectativas y nuestras aspiraciones. Para lograr materializar nuestros anhelos y hacernos merecedores del reconocimiento de parte de quienes nos rodean, debemos de enfrentarnos a mayores desafíos. Convencidos estamos que solo una formación personal y profesional esmerada nos abrirá las puertas de un futuro que ya se ha hecho presente en muchos de nosotros.

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