Capital de la belleza

Capital de la belleza

Elvira Lora

Al caminar por el Distrito Nacional cobra vigencia la teoría “capital de la belleza”, formulada en 2012 por la socióloga, académica y feminista inglesa Catherine Hakim, que demuestra a las mujeres la forma en que “la belleza propia” es una estrategia de poder genuina, por lo tanto, es trascendental liberarse y utilizarla.

Para construir la también conocida teoría de “capital erótico” (en las academias anglosajonas), Hakim aglutinó los estudios que había realizado en el London School of Economics, sobre cómo las personas eran verdaderamente escogidas para un puesto laboral, a su vez investigó los tratamientos de belleza de importantes liderazgos actuales, como el de Justin Trudeau y Emmanuel Macron.

¡Sorpresa! Aunque en el cuestionario laboral no tenía un reglón para evaluar “la belleza”, entrevistas posteriores demuestran lo determinante que resultó para los veredictos de los equipos de Recursos Humanos los siguientes aspectos subjetivos de los postulantes: la apariencia, la sonrisa, la armonía y la cortesía.

¡Además! El electorado prefirió, con gran ventaja, a los candidatos y las candidatas que cuidaron su apariencia física y, sobre todo, cuyo accionar coherente los hacía irradiar belleza y actitud sincera. Entonces, es ahí cuando Hakim es enfática: Los hombres tienen menos temor a utilizar el “capital de la belleza”… A las mujeres les cuesta, piensan que serán juzgadas.

Las conclusiones de Hakim aún causan temores entre algunas mujeres, ella lo atribuye a la movilización de estereotipos que se han asentado con el discurso “de lo femenino”. Pues, a lo largo de los siglos, a las mujeres se les ha enseñado que la belleza es sinónimo de frivolidad y de superficialidad… ¿Acaso no se ha escuchado que si se es bella se carece de autodeterminación, pensamientos autónomos y suficientes conocimientos?… ¿Qué belleza e inteligencia no compaginan?

Sin embargo, Hakim revierte la opresión de la belleza por su teoría de emancipación, que según ella palpita con el “mundo diferente” que significa este siglo XXI. Pero, reiteramos, ¿cuál belleza? Desentendida al presentar su teoría, en posteriores entrevistas ha referido que la belleza que predomina es lejana a la establecida por los cánones de dominación patriarcal; por lo tanto, toma distancia de los quirófanos, el excesivo maquillaje y la moda comercial.

De hecho, la teoría vindica el apropiamiento de la “belleza propia”, encuentra origen en la radiografía génesis de la mujer moderna realizada por Carmen de Burgos, en 1927, en la cual se describe la existencia de un “feminismo de moda”, cuya estrategia “para emanciparse de la reclusión a la que se les obligaba, fue libertarse con disimulo para pintarse, vestirse y peinarse a gusto. Emanciparon el gesto”.

El escrito de Carmen De Burgos hace inferencias a lo que sucedía durante la “segunda ola del feminismo”, marcada por demostrables construcciones de “belleza propia” para alcanzar la ciudadanía, tales como: vestir de blanco, decorar los sombreros, utilizar rubor y hacer lazos en las blusas. De esta manera, además, irradiaban el orden con que asumirían la labor política y municipal, escribe Consuelo Montalvo de Frías en “Algo sobre las modas”, en 1924.

En definitiva, si Hakim y De Burgos -también Montalvo de Frías- caminaran hoy por la capital de la República Dominicana, topándose con las vallas de la primera mujer alcaldesa, Carolina Mejía, sonreirían al darse cuenta cómo de manera auténtica construyen referentes; proyecta futuro y se reencuentra con amor con la Ciudad Primada, donde nuestras pioneras se unieron para planificar la ciudanía colectiva.

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