No sé, pero, cada día que transcurre se me hace más difícil entender y valorar a ciertos políticos, sobre todo aquellos que están posicionados en el poder o se encuentran disfrutándolo en el cuerno de la abundancia, y nos dicen que la situación económica nunca había sido mejor, otros nos dicen que nos ven por el camino de la ruina. Pero, nuestro problema es, que después de haber gastado hasta el último centavo en las pasadas navidades, nos encontramos en la cuesta de enero-marzo, y estamos viendo cómo casi todos los productos están más altos, los combustibles amenazando nuestra estabilidad e Impuestos Internos con gestiones más agresivas que en otros períodos; estamos como dentro de dos democracias en pugilato y con los intereses bancarios haciendo nuevos recortes; bajando, bajando, hasta que espantan a los ahorrantes. Y los usuarios con posibilidades se llevan los chelitos a nuevos destinos, porque ni a EE.UU. pueden ya depositarse, porque las tasas de interés van por el fondo.
Por la situación señalada, las familias dominicanas están destinadas a apretarse el cinturón y olvidarse de compras de nuevos vehículos, neveras o nuevos artículos para el hogar o cualquier compra relevante. Y, ni pensar en una vivienda.
Mientras suceden estas cosas, el gobierno interesado en reelegirse, continúa con su campaña electoral preñada de mentiras y una parte de la oposición sin brindar respuestas valederas para el electorado. En cualquier país del mundo donde la democracia conserve un mínimo de rigor ético, el gobierno, quedaría invalidado moralmente para pedir al pueblo la renovación de su confianza y su crédito quedaría pulverizado. Aquí, sin embargo, a pesar de los escándalos, una parte de la oposición apenas se siente con fuerzas para erigirse en el baluarte de la dignidad nacional.