Cápsulas Genealógicas

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Los Haché de Santiago
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El momento más importante del desarrollo de la Nacif P. Haché & Hnos., coincidió con la Danza de los Millones, con su incursión en el negocio del azúcar. En 1919, la firma facilitó la suma de cien mil pesos a la casa puertoplateña Bentz Hermanos – con la que se relacionaba comercialmente ya en 1911 -, con la garantía de su ingenio «Amistad» en Pérez, Puerto Plata, para la producción de 20,000 quintales de azúcar en su ingenio de Montellano, los cuales le serían vendidos a la propia Nacif P. Haché & Hnos. a razón de 1,000 quintales semanales en sacos de 115-125 libras, colocados en la estación de Pérez del Ferrocarril Central Dominicano.

El precio de la libra se fijó en $5.20 americanos, pero meses después, al escasear el azúcar en ocasión de la Primera Guerra Mundial, este aumentó entre 20 y 30 pesos, lo que llevó a la quiebra al ingenio de los Bentz.

En ese mismo año, la Nacif P. Haché & Hnos. constituyó junto a José María Villain, comerciante residente en Cabo Haitiano, la «J.M. Villain y Co., S. en C. de Cap Haitien», la cual tendría su domicilio en Cabo Haitiano, con el objeto de desarrollar operaciones comerciales en el vecino país. Esta sociedad en comandita simple, cuyo capital de diez mil pesos fue aportado por la Nacif P. Haché & Hnos., estuvo sin dudas vinculada a la operación concertada con los Bentz, pues existe el dato de que el 31 de diciembre de 1919 envió un cargamento de azúcar a Puerto Príncipe en la goleta haitiana «Consolation». Todos sus embarques estaban amparados en una «póliza flotante» de la Federal Insurance de Nueva York. En 1920, Nacif P. Haché, junto a otros de sus coterráneos, constituyó en Santiago la «Unión Comercial Azucarera, C. por A.», también para negociar con azúcar. Tanto la «J.M. Villain y Co., S. en C. de Cap Haitien» como la «Unión Comercial Azucarera, C. por A.» fueron disueltas en 1922, al terminar la bonanza del dulce.

En medio de este proceso económico ascendente, Faride Haché enfermó y su hermano Nacif la acompañó a Nueva York a tratar su enfermedad y finalmente a El Líbano, donde murió con posterioridad a 1922. Durante su estadía allí, que se prolongaría hasta 1929, Nacif fundó la sociedad «The Guaranty Comercial Co.», dedicada a la venta de automóviles y que puso a cargo de su hijo Joseph Nacif, fracasando en su desarrollo. Antonio, su hermano menor, volvió a Santiago en 1922 a dirigir la Nacif P. Haché & Hnos. en su ausencia.

Para Pedro O. Haché Schoewerer, autor del interesantísimo y prácticamente desconocido opúsculo «El sensacional caso Haché», la errática orientación que Antonio dio a la sociedad, la despreocupación de Nacif P. Haché por el rumbo de sus negocios mientras estuvo en su tierra y la crisis financiera mundial de 1929 se conjugaron para provocar su crisis. En marzo de 1929, la Nacif P. Haché & Hnos. fue transformada en una compañía por acciones, lo mismo que «Las Tres B», su sucursal en Santiago, mientras que la sucursal La Unión de Puerto Plata fue transformada en The Union Mercantile, C. por A. Las propiedades de la Nacif P. Haché & Hnos., fueron vendidas a una cuarta compañía, The Realty Holding Company, C. por A., constituida también para la ocasión por Nacif P. Haché.

Dicha maniobra y los problemas económicos y personales que se desataron entre Nacif y Antonio, provocaron que la casa Rafael del Castillo & Co., de Nueva York, acreedora de Nacif P. Haché & Hnos., solicitara su declaratoria de quiebra por ante el Juzgado de Primera Instancia de Santiago. El proceso no llegó a concluir, pues se logró un acuerdo con los más importantes acreedores, quienes, como producto de la situación de tirantez familiar creada, perdieron la confianza en la firma. The Realty Holding Company, C. por A., que en 1931 había asumido sus deudas, se comprometió a su pago poniendo en garantía los inmuebles que le habían sido traspasados en 1929. Pero el propio Nacif P. Haché, por las desavenencias con su hermano Antonio, solicitó la declaratoria de quiebra de The Realty Holding Company, C. por A., con lo cual las hipotecas que ésta otorgó quedaron automáticamente vencidas, procediendo sus acreedores a ejecutar las garantías inmobiliarias acordadas.

Este paso significó la desaparición del conjunto empresarial que constituyó Nacif P. Haché con el soporte de sus hermanos Julián y Faride: el capital de la Nacif P. Haché & Hnos. no alcanzaba los quinientos pesos y ya para entonces, The Unión Mercantile, C. por A., también endeudada, había saldado sus compromisos y cerrado sus puertas, mientras que Las Tres B, C. por A., había sido liquidada y adquiridas sus existencias por Pedro Juan Hapud. Este fundó un establecimiento – «Pedro Juan Hapud Sucursal» – que administró nada más y nada menos que Antonio P. Haché, quien a su vez lo adquiriría, constituyendo en 1932 la Antonio P. Haché, C. por A., quedando como el único que gozó de una acomodada posición económica.

Mientras, Julián y Nacif quedaron en la miseria. Julián P. Haché perdió la única propiedad que pudo adquirir, al venderla a The Realty Holding Company, C. por A., quedando como administrador de un puesto de maderas en Puerto Plata, en tanto que Nacif P. Haché pasó a ser propietario de una pulpería y una insignificante fábrica de vinagre y gaseosas. Su esposa y su hijo, que habían llegado al país poco antes de 1933 en el entendido de que venían a disfrutar los frutos del esfuerzo de su esposo y padre, encontraron un panorama de rencillas familiares y pleitos judiciales.

Julián moriría el 28 de octubre de 1941 en San Juan de Puerto Rico, mientras que Nacif falleció en Santiago el 5 de marzo de 1943. Por su expresa voluntad, sus restos fueron trasladados a El Líbano, acaso aborreciendo permanecer en la tierra de su desgracia.

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