Cápsulas genealógicas

Cápsulas genealógicas<BR>

VÍCTOR ARTHUR
Descendencias Presidenciales: Tomás Bobadilla
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Tomás Bobadilla Briones nació el 30 de marzo de 1786 en Neiba, poblado fronterizo de la región del sur profundo, cuando todavía éramos una colonia española. Quinto de una prole de seis hijos de Vicente Bobadilla Amaral y Gregoria Briones Pérez.

En 1795, debido a la sesión a Francia de la parte española de la isla, su familia emigró a Puerto Rico donde Tomás recibió una buena educación durante sus años de juventud, logrando posteriormente en Mayagüez trabajar en una escribanía pública.

Regresó a Santo Domingo para el año de 1811 en la época de la reconquista, donde logra su primer cargo como escribano público, inicio de su larga carrera en el tren burocrático y de la administración pública, no sin antes someterse a la prueba de “limpieza de sangre”, que probara que no descendía de negros, mulatos, judíos y herejes. En ese mismo año fue nombrado por el Arzobispo Valera como Notario del Arzobispado.

Tanto en la época del Estado Independiente Haití Español como en la época de la ocupación haitiana fue nombrado en diferentes cargos, llegando a ser entre otros Notario Público de Santo Domingo.

En 1843, luego de derrocado Boyer, se activaron las acciones conspiradoras contra el régimen haitiano, fue cuando el grupo de los trinitarios, por insistencia de Matías Ramón Mella, decidió sumar a Bobadilla a la causa de la separación logrando con esto, según Roberto Cassá, “un empuje considerable a la causa de la independencia, debido a que muchos lo veían como el prototipo del político sagaz que nunca se equivocaba y razonaban que si se había orientado en tal sentido el hecho terminaría produciéndose.”

Unido a la misma causa de “los muchachos” como Bobadilla llamaba a los jóvenes revolucionarios de La Trinitaria, redactó el Manifiesto del 16 de enero de 1844, Acta de Separación Dominicana, considerado por Wenceslao Vega, como el documento “más importante de la historia dominicana” además de “hermoso y valiente”. 

Fue el primer presidente de la Junta Provisional Gubernativa del 28 de febrero de 1844 y de la Junta Central Gubernativa de la naciente República Dominicana como estado independiente y soberano desde el 1 de marzo de 1844 hasta el 9 de junio de 1844.

En la época de la República desempeño diferentes cargos llegando a ser Procurador de la Suprema Corte de Justicia y Senador por Santo Domingo.

En junio de 1847, sufrió el destierro al adversar desde el cargo de presidente del cuerpo legislativo a Pedro Santana, presidente de la República, al propugnar por una separación efectiva de poderes. Tuvo que emigrar nuevamente a Puerto Rico esta vez junto a su esposa e hijos hasta el año de 1849.

En la época de la Anexión lo designan Magistrado de la Real Audiencia de Santo Domingo y Presidente de Sala o de Fiscal, además de reconocerle el derecho a ejercer como abogado y Ministro Representante del Ministerio de Marina.

En la época de la Restauración integra la Junta Auxiliar de Gobierno en el ramo de Justicia, Instrucción Pública y Relaciones Exteriores; forma parte del Consejo de Gobierno y designado Sub-Delegado del Triunvirato; en 1867 dirige interinamente los despachos de Interior y Policía y Relaciones Exteriores.

Considerado como uno de los hombres más importantes, raros y enigmáticos de la historia nacional, quien actuaba siempre con discreción y cautela.

Respetado y temido por unos y mirado con una mezcla de admiración y recelo por otros, de acuerdo a Ramón Lugo Lovatón, quien realizara el más extenso trabajo biográfico sobre este hombre extraordinario.

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