Cápsulas Genealógicas

Cápsulas Genealógicas

James Palmer y los herederos del Padrecito
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James Palmer (1852-1926) fue un inmigrante inglés quien se radicó en Santiago, donde en la primera mitad de la década de 1880 fue fotógrafo, propietario del Teatro Palmer y de la casa de comercio Palmer Hermanos, que regenteaba junto a su hermano menor William Davis Palmer (1856-1901). William, nacido en Sutton Coldfield, en el distrito de Warmichshire, cerca de Birgminham, vivía en Samaná en 1881, pero ya para fin de siglo radicaba también en Santiago, siendo en 1895 uno de los primeros en contar con una bicicleta en la ciudad.

Una hermana de ambos, Elizabeth Moseley Palmer, vivió igualmente en Santiago, siendo esposa de Tomás Alonso Rodríguez(a) Padrecito, quien, según Nicanor Jiménez, había sido antes sacerdote, ahorcando luego los hábitos. Nacido en Valladolid, España, hizo fortuna en el Cibao durante la Primera y Segunda Repúblicas. El matrimonio Rodríguez-Palmer procreó dos hijas: Adelaida, que casó en 1923 con Pablo Luis Julio Rivaux e Irene Viola. Antes de su enlace, Padrecito había tenido dos hijas con Josefa Rodríguez, María y Beatriz, a las que reconoció en 1863, mientras cursaban estudios en Alemania. De ellas, Beatriz casó con Félix Pascual Barreda, también natural de Valladolid y en cuyo establecimiento comercial laboraron los hermanos Palmer, como se da constancia en documentos fechados en 1876 y 1879, respectivamente. Rodríguez bien pudo haber sido asimismo padre de los hijos naturales de la irlandesa Ana Mac Machen -Felisa de Jesús, Tomás Ramón, Ana Rosa, María de las Nieves y Juan -a quienes en 1860 donó una casa en Santiago y en 1862, medio solar en Puerto Plata. En 1871, al momento de dictar su testamento místico por ante el notario Narciso Román en Santiago, ella lo escogió como uno de sus albaceas y uno de los tutores de sus hijos.

Según el relato de Nicanor Jiménez, Padrecito fue hecho preso por las tropas españolas durante la Restauración y enviado a España, pasando sucesivamente a Francia e Inglaterra. En 1875, cuando su esposa Elizabeth espera alumbrar a su segunda hija, Padrecito, convaleciente de un ataque hemorrágico y con síntomas de parálisis, producto de una enfermedad incurable, otorgó su testamento en París únicamente a favor de su esposa y sus hijas legítimas. Para entonces era “súbdito de S. Majestad la reina de Gran Bretaña” y había renunciado a su nacionalidad y a la religión católica, practicando el protestantismo en la iglesia episcopal anglicana.

En 1884, Elizabeth Moseley Palmer, ya viuda, otorgó poder en París a su hermano James para que entrara en posesión de los bienes de su cuñado y en 1896, junto a sus hijas, lo apoderó para que procediera a su venta. Su patrimonio lo componían propiedades en Moca, Puerto Plata y Santiago, entre ellas una casa de mampostería doble, techada de zinc y dos plantas que construyó en la esquina de las calles Restauración y San Luis

de Santiago, conocida como “la casa de Padrecito” y en la que habitó su cuñado James hasta que fue estrangulado “en o alrededor” del 7 de diciembre de 1926, por un tal Santillana. El rumor público atribuyó la autoría intelectual de su sospechosa muerte al presidente y al administrador de The General Sales Company, sociedad a la que su hermana Tryphena Moseley Palmer, esposa del “clérigo en las órdenes sagradas” Frederick William Langton, administradora de sus bienes, delegó en febrero de 1927 la potestad de vender sus propiedades y depositar lo producido en el Lloyds Bank de Londres.

Para evitar que los bienes de su ascendiente fuesen confundidos y vendidos junto a los de Palmer, en abril de 1927, Juana Pascual Rodríguez, Tomás Pascual Rodríguez, Concha Pascual Vda. Barr y María Josefa Pascual Rodríguez de Mulenhoff, hijos de Félix Pascual Barreda y Beatriz Rodríguez, la hija natural reconocida de Padrecito que no fue beneficiada en su testamento, demandaron en partición y liquidación de su sucesión a Tryphena Moseley Palmer, Elizabeth Moseley Palmer Vda. Rodríguez y Emma (Hermione) Moseley Palmer, las tres hermanas de Palmer, por ante el Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de Santiago. Los nietos de Padrecito vivían en Barcelona y las Hermanas de Palmer en París e Inglaterra, por lo que sus intereses en el litigio fueron asumidos por representantes locales. El abogado de las Palmer fue el licenciado Eduardo Sánchez Cabral.

The General Sales Company vendió entre 1927 y 1929 propiedades que Palmer había adquirido en Santiago y La Vega y su presidente, Archibald Mac Pherson, propuso como arreglo en 1928 distribuir $3,500.00 entre los herederos de Padrecito. Pero del desenlace del sonado “caso Palmer” no tenemos más detalles pues su expediente supuestamente “desapareció” del tribunal apoderado en Santiago.

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