Cápsulas Genealógicas

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La Matrícula de Segovia y su interés genealógico
El 27 de diciembre de 1855 arribó a República Dominicana el entonces nuevo cónsul general y encargado de negocios de S.M. Isabel II, Antonio María Segovia. El diplomático tenía la misión de comunicar al gobierno dominicano el reconocimiento de la independencia lograda en 1844 y de hacer entrega del Tratado de Amistad y Comercio concluido entre el país y la Corona española el 18 de febrero de 1855.

Consciente de su papel como representante de España, de que debía evitar la expansión de la influencia norteamericana entre sus posesiones en el Caribe, Segovia se opuso al Tratado de Comercio y Navegación que el gobierno de Santana firmó con los Estados Unidos el 8 de marzo de 1856, desatando una verdadera crisis política por su posición agresiva y de abierto enfrentamiento, que tuvo su máxima expresión en la célebre Matrícula que lleva su nombre, utilizada como instrumento para el derrocamiento de Santana y la vuelta al poder de Buenaventura Báez.

Amparado en una torcida interpretación del Art.7 del tratado dominico-español de 1855, que permitía recobrar la nacionalidad española a aquellos ciudadanos españoles residentes en República Dominicana que hubiesen adquirido la nacionalidad dominicana, así como otorgar la nacionalidad española a sus hijos mayores de edad que así lo decidiesen, aun cuando hubiesen nacido en el territorio nacional, Segovia abrió un “Libro de Matrícula de Súbditos Españoles” en el que fueron asentados cientos de dominicanos y dominicanas que reclamaban la ciudadanía ibérica. La adhesión fue masiva: a los cuatro días de haberse iniciado el proceso de matriculación, se cerraron todos los tribunales, ya que todos los jueces se inscribieron como españoles, y asimismo la Alcaldía de Santo Domingo, pues desde el Alcalde hasta el último alguacil, incluida la compañía de policía de la ciudad se matricularon.

El proceso de matriculación no fue más que un medio de apoyo político a los enemigos de Santana, quienes bajo el amparo de la ciudadanía española pudieron hacer oposición al gobierno sin exponerse a ser sancionados. Santana cursó diplomáticamente una protesta al gobierno español, pero la resistencia a su régimen por parte de los naturalizados españoles se hizo tan grande que, excusándose en una supuesta enfermedad, renunció a su cargo el 26 de mayo de 1856, siendo sustituido por el vicepresidente Manuel de Regla Mota. Este, presionado por Segovia, convino su renuncia y el nombramiento de Buenaventura Báez como presidente de la República, quien tomaría posesión el 6 de octubre de 1856.

 La Matrícula de Segovia, aunque considerada como el primer acto de intervencionismo en los asuntos internos de la política dominicana, tiene un atractivo interés genealógico. La medida favorecía a todos los dominicanos hijos de ciudadanos españoles cuyos padres hubiesen nacido antes del 21 de noviembre de 1821. Es lógico pensar que para llenar este requisito, los solicitantes debían aportar las pruebas que evidenciaran el nacimiento de sus progenitores con anterioridad a esa fecha y el suyo propio. De los certificados expedidos, conocemos el de Ramón Remigio Batista, marcado con el número 1199 y dado el 17 de octubre de 1856, en el que consta que nació en Santiago el 1 de octubre de 1828, que era labrador y que estaba casado con Tomasa del Rosario, entonces de 21 años.

¿Se conservará aquel “Libro de Matrícula de Súbditos Españoles”? ¿Existirán los expedientes sometidos por los matriculados? Al momento de suspenderse la matriculación se habían registrado en total 1,310 personas, en un país que tenía 282,000 habitantes. Aunque la cifra parece mínima, la localización de los legajos de la Matrícula de Segovia podría conducir al conocimiento de la ascendencia española de un apreciable número de familias dominicanas.

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