Cápsulas genealógicas. Los Gascue

Cápsulas genealógicas. Los Gascue

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Según la Colección de fueros y Cartas Pueblas de España editada por la Real Academia de la Historia de ese país, el lugar de Gascue se levanta en el valle de Odieta, en la actual merindad navarra de Pamplona formando, junto a otros siete concejos, el municipio de Odieta. En el aspecto onomástico, podemos afirmar que el de Gascué es un apellido netamente navarro, registrado documentalmente desde el siglo XIV y quizás relacionado con la tradicional y más conocida forma aragonesa Gasque.

Por demás, la rama que desarrollaremos en esta investigación aparece instalada en la villa de Vera de Bidasoa desde el último cuarto del siglo XVII. Allí, Miguel de Gascué maridó con Cathalina de Etulain, y procrearon a Miguel de Gascué Etulain.

Este Miguel de Gascué Etulain tomó por esposa a Francisca de Olaiz, hija de Juan de Olaiz y Magdalena de Ziburu. Hijos de este matrimonio fueron: Martín Joseph, bautizado el 20 de agosto de 1729, muerto a destiempo; Francisco, que sigue; María Baptista, quien recibió el sacramento en 9 de julio de 1734; Gabriel, bautizado a 5 de noviembre de 1736; Juan Estevan, crismado el 24 de agosto de 1738; Santiago, quien recibió las aguas el 29 de julio de 1740; Juan Bautista, su bautismo de fecha 20 de octubre de 1742; María Fermina, bautizada el 22 de marzo de 1745 y Martín Joseph, bautizado el 24 de octubre de 1746, quien fuera militar y propietario de bienes inmuebles y esclavos en Santo Domingo, donde a la postre alcanzó el grado de teniente del batallón fijo.

El segundogénito, Francisco de Gascué y Olaiz, visitó la pila bautismal en la parroquia beratarra de San Esteban el 17 de enero de 1732 y obtuvo el oficio de contador de las cajas de Santo Domingo por Decreto Real dado en Aranjuez a 20 de marzo de 1754. Acto seguido, se trasladó a la primada de Indias para tomar posesión de su flamante cargo, haciéndose acompañar de su criado valenciano Martín Torra. Fue propietario de amplias estancias en la zona extramuros de la ciudad de Santo Domingo, a las que se accedía por conducto de una primitiva y angosta vía que partía desde la antigua Sabana del Estado y llegaba hasta las cuevas de Santa Ana. De acuerdo con Guerra Sánchez esta ruta recibió, entre otros nombres, el de “Camino de Gascue” hasta que se convirtió, en 1914, en la arteria capitalina que hoy conocemos como avenida Bolívar.

Continuando con nuestra reseña, nos encontramos con que en la etapa finisecular del XVIII, nuestro sujeto se vio involucrado en dos engorrosos pleitos judiciales. Primero en 1787, cuando el Consejo de Indias fue apoderado de un contencioso en el que se le acusaba, conjuntamente con el tesorero Esparza y con Felipe Guridi, de fraude, desfalco y falsificación de papel moneda en perjuicio de la Real Hacienda. Así, guardó prisión, sufrió embargo de sus haberes y suspensión de sueldo, todo ello mientras “dura y finaliza el juicio de sus cuentas.”

Luego en 1796, el Directorio francés mandó interponer una querella en su contra, acusándole de poseer e intentar difundir una “Proclamacion ynglesa de 12 de julio próximo pasado” calzada con la firma del mariscal británico Gordon Forbes, “interesando al vecindario español a adaptar su partido –el inglés- con preferencia al francés en caso de no emigrar.” De la interesante correspondencia que acompaña al expediente de marras, se desprende que las autoridades revolucionarias francesas de la época le consideraban “un verdadero y acérrimo realista aristócrata con pocas ideas a favor de la nueva República.”

Instituto Dominicano de Genealogía

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