CÁPSULAS GENEALÓGICAS
Héroe olvidado

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Danilo Valdés Borges fue un soñador inquieto e inconforme. 
Mi madre, su hermana, lo describe con estas tres palabras, características que marcaron su sino como miembro de la Raza Inmortal, aquel grupo de jóvenes enganchados en la utopía que ofrendaron su vida por un futuro mejor para nuestro país.

Tío Danilo, fue uno de los cinco hijos engendrados por la unión entre don Reynaldo Valdés, pundonoroso caballero que  fungió como Director de Migración en el primer periodo de gobierno de Trujillo, y María Borges una hermosa mujer sureña.

Desde muy joven, Danilo mostró esa inquietud personal y en una ocasión sustrajo un pequeño revolver de su padre y, alardeando frente a otros niños, se le disparó accidentalmente y casi le cercena un dedo.

Romántico empedernido, solía regodearse en la escritura de poesías y, a decir de mi madre ¨era muy buen escritor que usaba unas metáforas encantadoras¨, lo cual ha sido corroborado por Tulio Arvelo, su amigo. Mamá termina diciendo con nostalgia  ¨era un bohemio, un soñador, un poeta…¨.

Asfixiado por el clima de la dictadura abandona el país a los 25 años y se radica en New York, donde hace contacto con los grupos  anti trujillistas que planeaban la invasión de Cayo Confites, en la que estuvo involucrado también. Tulio Arvelo se refiere a lo que él llamaba “la fina ironía de Danilo Valdés”.

Para finales de los 50, y luego del triunfo de la revolución cubana, se traslada a Cuba para iniciar los entrenamientos para la invasión del 59. Fue uno de los fotógrafos de la expedición, por lo que existen pocas fotos suyas en el campamento de Mil Cumbres.Fue de los que desembarcaron por Maimón en la lancha Carmen Elsa y en esas playas ofrenda su vida por un concepto tan maltratado actualmente como el de la libertad y la justicia social.

Cuenta mi madre, que en pleno frenesí exterminador de la dictadura, cuando nuestro vecino y amigo de infancia de tío Danilo, Guillermo Peña, anunciaba con su voz estentórea ¨Muerto!¨después de los nombres de los héroes inmolados, arrojaron una lengua al patio de nuestra casa, aparentemente de un animal, mamá nunca supo, y calladamente la enterró.

Sobreponiéndose al miedo que infundió la represión desatada por  la dictadura contra cualquier pariente de los expedicionarios, mi madre vistió de luto.

Tío Danilo es un héroe olvidado, como muchos  otros. Inclusive la misma Fundación Testimonio en uno de sus últimos carteles, se olvidó de poner su nombre en la lista de los expedicionarios de la Raza Inmortal, aunque su nombre está inscrito en el  monumento a la gesta libertadora  donde la hermosa estatua realizada por Domingo Liz, mira altiva a lontananza como avizorando un mejor destino para nuestro país, ese destino con el que soñaron y por el cual ofrendaron sus vidas.

Este es un pequeño homenaje de quien se siente orgulloso de la acción y el valor de su tío, justamente hoy cuando tantos farsantes,  levantando el estandarte neoliberal y proclamando la muerte de las utopías, expolian y corrompen la patria que esa Raza Inmortal, escudada precisamente en la utopía, entendiendo que sin los sueños no existen las realidades,  trató de defender ofrendando su sangre por  esta tierra feraz y desatenta.

Omar Rancier

Junio  2008.

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