Cápsulas genealógicas
Los Rancier: en busca de nuevas raíces

<STRONG>Cápsulas genealógicas<BR></STRONG>Los Rancier: en busca de nuevas raíces

El 18 de marzo de 2006 publicamos en esta columna la cápsula “El difuso origen de los Rancier”, en la que indicábamos que el más antiguo ascendiente localizado de esa familia era Pourçain Rancier, un posible soldado de la expedición que arribó a la isla en 1802 enviada por Napoleón Bonaparte para aplastar la rebelión de esclavos en Saint Domingue. Decíamos además que tras la derrota francesa, Pourçain se casó con una joven de apellido Lafontaine. El retorno a la condición de colonia española tras laguerra de la reconquista de la parte este de la isla impulsaría a Pourçain a emigrar, presumiblemente, de nuevo a Francia o a Filadelfia, Estados Unidos, sitio de refugio de la mayoría de los franceses que habían logrado escapar de la revolución de 1791.

Pero documentación recibida  por el genealogista Marcos Hernández desde Francia, de parte de Michele Rancier (bisnieta de Pourçain Rancier) y Hervé Alain Jean Marceau Douay, esposo de Daniele Marguerite Jacqueline Rancier (otra bisnieta), ponen ahora en duda que este último sea el tronco de los Rancier dominicanos.

Entre esos documentos figuran los correspondientes a su expediente de solicitud de pensión, fechado en 1859, en los que se hace constar que entró al servicio militar a los 21 años, viendo acción como fusilero de batallón entre 1806 y 1811. En ninguno de estos se indica que participó en la campaña de 1802 en Saint Domingue.

Pourçain nació el 7 de septiembre de 1784 en Verneuil-en-Bourbonnais, Allier, Auvergne, por lo que su ingreso al servicio militar tuvo lugar en 1805, tres años después de la llegada de la armada de Leclerc. Si como se presumía vino en ella, esos documentos lo descartan como padre de la primera generación de Rancier en República Dominicana.

El matrimonio con una joven apellido Lafontaine es igualmente otro dato nebuloso. De acuerdo con una carta del doctor Juan Bautista Pérez Rancier a su hermano Luis Tomás Pérez Rancier, de 1958, su ascendiente –del que no recordaba su nombre y del que no dudaba fuese un oficial de la expedición francesa– se casó con una hermana de la esposa de un compañero de armas suyo de apellido Lamarche.

El nombre de esa dama también lo desconocía, pero dijo que la conoció residiendo en Santiago, beneficiada de una pensión del Gobierno francés.

Los primeros Rancier dominicanos conocidos fueron Felipe, Tomás y Alejandro Rancier –quienes tuvieron, además, dos hermanas de nombre desconocido– pero establecer el nombre de sus padres es difícil, pues se especula que nacieron en las tres primeras décadas del siglo XIX, período del que existen pocos archivos parroquiales y del Estado Civil.

De ellos, el doctor Pérez Rancier dice que Tomás murió en Santiago y que la fosa de su tumba fue la primera que se abrió en el cementerio de la ciudad, aludiendo al cementerio municipal actual. La tumba más antigua de este cementerio es la de Cipriano Mallol, fallecido en 1856, por lo que Tomás Rancier debió morir en o cerca de ese año. Santiago perdió sus archivos durante el incendio ocurrido durante la guerra restauradora de 1863, lo que hace imposible cualquier esfuerzo por localizar cualquier documento relativo a su persona antes de esa fecha.

Si efectivamente el tronco de los Rancier dominicanos fue un francés llegado en la expedición de Leclerc, el mismo no fue Pourçain Rancier Durare. Su origen, que se entendía definido, vuelve a ser difuso, quien sabe si ahora más que antes.

Instituto Dominicano de Genealogía

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