Cápsulas genealógicas
Vínculos genealógicos entre literatos dominicanos

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Si, como ha demostrado la historia, la creación literaria incide en el desarrollo de los pueblos, en la República Dominicana se hace necesario distinguir nuestra “primera generación literaria”, que existió desde la época prerrepublicana, cuyos protagonistas estaban en su mayoría ligados entre sí en distintos grados de consanguinidad.

Encabezando esta élite, por su antigüedad, estuvo Antonio del Monte y Tejada, pionero historiador, jurista y escritor de origen dominicano, nacido el 29 de octubre de 1783. Además de sus muy consultadas consideraciones históricas, fue él quien sugirió la idea de erigir un faro en Santo Domingo en homenaje a Cristóbal Colón, en su Historia de Santo Domingo, publicada por primera vez en La Habana en 1852.

A la misma estirpe pertenecen Manuel Joaquín del Monte y Torralba, nacido en 1803, reconocido abogado y escritor; y Félix María del Monte y Fernández de Castro, uno de los más cultos dominicanos de su tiempo y fiel colaborador de la causa independentista, nacido el 19 de noviembre de 1819. Ambos ilustres letrados eran hijos de José Joaquín del Monte Maldonado, quien a su vez era hijo de Antonio del Monte y Heredia, primo hermano del padre de del Monte y Tejada.

Otro de nuestros hombres de letras lo fue Félix Mota Veloz, escritor y poeta, autor de los poemas Canción Patriótica y La Virgen del Ozama. Mota fue bautizado el 26 de noviembre de 1826 y casó, el 24 de mayo de 1845, con Francisca Cleofe Valdez Fernández de Castro, hermana, por parte de la madre, de Félix M. del Monte.

Reconocido y docto prosista también fue Felipe Dávila Fernández de Castro y Guridi, probablemente de la misma estirpe Fernández de Castro ya mencionada, quien era por la otra parte primo hermano de Francisca Guridi y Leoz-Echalaz, madre de los loados intelectuales Francisco Xavier Ramón y Alejandro Angulo Guridi. Este último descrito por Emilio Rodríguez Demorizi como “uno de los hombres de letras de la América de más vasta acción intelectual”. Ambos hermanos Angulo Guridi fueron vehementes promotores de las ideas altruistas en Santo Domingo.

A pesar de que todos los mencionados ejercían su labor literaria durante un mismo período, las ideas sostenidas por estos intelectuales no eran todas afines, ya que la opinión letrada estuvo por algún tiempo dividida. Algunos, que fueron trinitarios y filántropos, ventilaban ideas orientadas hacia la soberanía de la República y eran del pensamiento de que el proyecto independentista era inviable y la República sería incapaz de sostenerse. No obstante, la erudición y la sensibilidad de estos individuos hicieron posible una producción literaria con atributos que anteriormente no se habían alcanzado en Santo Domingo.

Este conjunto conforma la mayoría de los integrantes de aquella generación literaria, y no obstante la naturaleza genealógica de este escrito, es prudente referirse a los demás protagonistas, como Manuel María Valencia, José María Serra, Pedro A. Bobea y Nicolás Ureña, solo por mencionar algunos. Lo cierto es que esta fue una generación sin precedentes en la vida dominicana, y se puede afirmar que de ella resultaron los primeros intentos por la búsqueda de una identidad nacional. De esta generación surgieron también las posteriores élites intelectuales que luego iniciarían la formulación de un proyecto de nación.

Ahora podemos ver cómo esta primera élite, que de por sí era muy reducida, estuvo compuesta principalmente por un grupo de personas con cierto grado de consanguinidad. Esto nos permite apreciar la gran importancia que tuvieron estos linajes, ligados entre sí, para avance de la cultura dominicana.

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