Cara a cara con Laura Restrepo

Cara a cara con Laura Restrepo

POR MARÍA MERCEDES
Aunque no éramos los personajes principales de su novela nos sentimos parte de su “Delirio”. En realidad, lo que sucede es que la escritora colombiana Laura Restrepo, expandió dosis de su entusiasmo en los pocos días que estuvo en Santo Domingo.  Ella, en compensación por las manifestaciones de cariño que ha recibido o más bien para agradecer la fidelidad de los lectores dominicanos, quiso tener un acercamiento más directo, por eso compartió un sinnúmero de experiencias durante el encuentro organizado por Alfaguara.

Luego de que fuera presentada por Ruth Herrera, directora de ediciones generales de Alfaguara, dijo que Delirio lo escribió con una obsesión y con un tema que siente que es una espada de Damocles tremenda que pende sobre los cuellos de los seres humanos, es decir, la locura. “No sé hasta que punto ustedes se hayan acercado a ella, o la hayan tenido de vecina, o haya paseado de forma consistente o simplemente de ladito, pero pienso que todos, tarde o temprano tendremos algún tipo de contacto con la locura”.

Confesó que no teme quedarse ciega o sorda, perder un brazo o una mano, porque siente que de todas formas una se las puede arreglar para continuar funcionando en la vida, pero la locura sí le preocupa y se pregunta ¿qué pasará cuando esa brújula se atrofie o se dañe? “Esa única brújula que tenemos para guiarnos en este planeta, sería tan oscura si no tuviéramos esa brújula que es la razón, lo que llamamos cabeza”.

Entonces, guiada por esa preocupación y por varias tías abuelas y tíos abuelos, que según expresó “acabaron locos como cabra”, es decir, con un pasado dudoso en materia de salud mental y “además no podemos olvidar que yo vengo de Colombia, un país donde el Delirio se expande cada día, por todo esto, y por los años que tenía dándole vueltas al tema decidí escribir sobre este tópico.

Mencionó que fue periodista durante años, y por lo tanto mantiene muchos de los gajes del oficio. Ella investiga antes de escribir, “yo no soy de las personas que se sienta a inventar cosas y las saca de la nada, por eso investigué e hice un recorrido por la locura, no de manera profesional, hubiera sido petulante de mi parte porque no soy psiquiatra, psicóloga, psicoanalista, no tengo una formación en ese terreno, y desde luego no pretendí adquirirla de la noche a la mañana para escribir el libro, más bien se le está dando la visión de alguien que escribió un libro de cómo enfrenta la locura, que no sabe nada de ella, a quien la locura le toma por sorpresa”. De ahí que visitara instituciones mentales y se relacionó con personas que tienen perturbaciones mentales, pero sobre todo con sus familiares. Le interesaba saber qué pasa, cómo esa aura que es la locura contamina todo lo que nos rodea.

“La primera aclaración que les hago es que la locura a la que me refiero en este libro no es la locura teñida de poesía, o de una cosa negrona, o burlona, a la que nos referimos cuando decimos ‘qué locura’, ‘como eres de loca o que noche tan loca la que pasamos’, o como Ricky Martin que ‘le canta a la vida loca’, esta locura es como un pozo negro, como un lugar tenebroso, a esa fue que me asomé cuando empecé a hacer mi investigación, es decir, ese sitio donde se rompen todos los códigos que nos permite la comunicación, un abismo de soledad, de tristeza, de angustia. “De alguna manera con el pánico de hacerlo sola y/o acompañada  de quien quisiera leer el libro.   

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