Cara o cruz en el PRD

Cara o cruz en el PRD

POR JUAN BOLÍVAR DÍAZ
Tras una intensa campaña electoral de 6 meses, luego de dos aplazamientos y a 16 meses de la elección presidencial, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se dispone este domingo a escoger su candidato presidencial, con la novedad de que en esta ocasión y por primera vez utilizará el padrón electoral nacional.

El primer desafío para el perredeísmo es concluir el proceso de elección interna sin mayores traumas ni fraccionamientos que le permita salir unido y en posibilidades de recomponer su imagen para iniciar un período que le permita reinsertarse en las preferencias mayoritarias.

Los electores tendrán que escoger entre la doctora Milagros Ortiz Bosch, representante de los planteamientos políticos-ideológicos que sustentaron la fortaleza perredeísta, y el ingeniero Manuel Vargas Maldonado, un acaudalado empresario de las transacciones inmobiliarias, apoyado por la mayoría de los dirigentes del partido, quien ha aparecido como favorito en varias encuestas.

1er. desafío: la unidad

El primer gran desafío por el que atraviesa el partido blanco es mantener la unidad cuando culmine el proceso de elección de su candidato presidencial, que empezó en agosto pasado, apenas tres meses después de su segunda derrota electoral consecutiva.

Aunque esta campaña interna no ha sido más virulenta que otras anteriores, sin embargo, podría haber registrado mayores diferenciaciones ideológicas entre las dos candidaturas contendientes, pendiendo sobre ellos el declive electoral del partido y el fantasma de la división que mermó sus fuerzas en la anterior elección, cuando las huestes de Hatuey de Camps, entonces presidente de la organización, terminaron formando tienda aparte.

Las primeras diferencias surgieron en torno a la celeridad con que la dirección del partido pretendía sellar la escogencia. Llegó a fijarse el 7 de noviembre como fecha de la convención eleccionaria. La «Corriente Unitaria» que postula a Milagros Ortiz Bosch tuvo que emplearse a fondo para lograr un aplazamiento. Querían que fuera en febrero o marzo, pero se convocó para el 7 de enero, fecha que tuvo que ser variada nuevamente cuando quedó evidente que no se habían agotado el proceso organizativo.

La dirección del PRD tuvo que enfrentar en esta última semana la demanda de la Cámara Administrativa de la Junta Central Electoral (JCE) entregando una serie de documentos e informes básicos fundamentales para que el organismo pudiera certificar la validez de su elección interna, acorde con el reglamento para elecciones primarias recién adoptado.

Y todavía anoche tenía pendiente un fallo de la Cámara Contenciosa de la JCE sobre un recurso de la Corriente Unitaria para que se cumplieran los artículos 16-18 del reglamento electoral, según los cuales había que contratar una empresa privada para el procesamiento de los votos.

Aunque desde su primera convención eleccionaria en 1962 el PRD casi siempre ha tenido conflictos internos, sólo la última, para la candidatura presidencial del 2004, culminó en una división, cuando el entonces presidente de la República Hipólito Mejía impuso una repostulación por primera vez en el PRD. Para ello tuvo que doblegar a 7 dirigentes que aspiraron a la candidatura, incluyendo a la entonces vicepresidenta Milagros Ortiz Bosch, quien el final optó por sumarse tímidamente a la campaña reeleccionista buscando mantener vigencia en la estructura partidista. De Camps prefirió constituir nueva organización, el Partido Revolucionario Social Demócrata.

2do. desafío: recuperarse

El segundo desafío que enfrenta el PRD es que el candidato que escoja pueda encarnar liderazgo suficiente para crear la mística que les permita reinvertir el declive electoral en que ha caído en las últimas elecciones, ratificado por las más recientes encuestas.

Tras el trauma electoral de 1994, cuando el fraude le impidió ganar el poder, el partido blanco se mantuvo como primera fuerza política, sumándose votos de un grupo de partidos minoritarios aliados, ganando en la primera vuelta de 1996 con el 46 por ciento, para sucumbir en segunda vuelta con un 48 por ciento, ante la alianza de los otros dos partidos mayoritarios.

En las elecciones de 1998, apenas 6 días después del fallecimiento de su líder José Francisco Peña Gómez, alcanzó el 51 por ciento en el nivel congresional. Para las presidenciales del 2000 se quedó a una ínfima fracción del 50 por ciento. El declive se inició cuando controlaba los poderes ejecutivo, legislativo y municipal en los comicios del 2002. Su votación del nivel congresional cayó al 42 por ciento.

La pérdida del poder se concretó en del 2004, cuando el perredeísmo se redujo a un 33 por ciento del electorado. Y en los comicios del 2006, mantuvo ese porcentaje en el nivel municipal pera cayó al 31 por ciento en el congresional.

Después de esa última derrota, las dos encuestas Gallup para HOY han ratificado el declive perredeísta, al registrarle un 21.2 por ciento de las preferencias electorales en agosto y el 25.3 por ciento en noviembre.

Tanto las encuestas como la percepción empírica y los analistas coinciden en que cualquiera que sea la candidatura presidencial perredeísta tendría un camino bien cuesta arriba para ganar en los comicios presidenciales del próximo año. La imagen del partido blanco aún no se recupera del deterioro que registró en el gobierno de Mejía y por su gestión legislativa y municipal.

Hasta para muchos dirigentes del partido es obvio que el camino de retorno al poder no está abierto. A ello se atribuye que esta vez sólo dos perredeistas se decidieran a competir por la candidatura presidencial. Para los comicios del 2004 comenzaron diez y ocho se mantuvieron durante la mayor parte del proceso.

Milagros: la herencia

Milagros Ortiz Bosch y una parte de quienes la respaldan en la «Corriente Unitaria» constituyen la herencia del PRD histórico, los que reivindican el discurso socialdemócrata, el compromiso social, la lucha política con principios, con que Juan Bosch primero, y Peña Gómez después, sustentaron esa organización.

Tanto en su paso por funciones públicas, como en la vida partidaria y privada, la doctora Ortiz Bosch es de los políticos dominicanos que más encarnan la ética, la lucha contra la corrupción y la vigencia de los principios democráticos, en activa vinculación con los más diversos sectores de la sociedad.

Es la dominicana que más lejos ha llegado en funciones públicas, siendo la única que ha alcanzado la vicepresidencia de la nación. En 1994 fue electa senadora por el 62 por ciento del Distrito Nacional, función en la cual se distinguió por su activa promoción de reformas, incluyendo la de la justicia.

Con su candidatura no sólo se abriría un espacio mayor a la reivindicación de los valores éticos en el PRD, sino que alentaría lo mismo en el resto de la sociedad. Al ofrecerle su respaldo esta semana una veintena de intelectuales, incluyendo algunos que no son miembros de su partido, planteó que «esta mujer ha demostrado que se puede ser responsable en la política, transparente y honrado en la acción pública y tener un amplio y solidario sentido ciudadano en el ejercicio partidario».

Ese grupo se dirigió fundamentalmente «a la ciudadanía no involucrada en ninguno de los partidos oficiales, conscientes de que las posibilidades de la doctora Ortiz radican en que buena parte de los desertores del PRD y los independientes preocupados por el adecentamiento de la política decidan votar este domingo.

Vargas Maldonado: un fenómeno

El fenómeno de este proceso ha sido el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, un empresario de los bienes raíces que fue secretario de Obras Públicas en el gobierno de Mejía, quien sin haber dicho nunca un discurso, ni dictado una conferencia, ni escrito un artículo, ni haber participado en ningún escenario de debate de los problemas nacionales, ha logrado constituirse en candidato preferido de la mayoría de los dirigentes del PRD.

El secreto es una inmensa fortuna que nadie se atreve a cuantificar, de la cual ha invertido sumas extraordinarias en nóminas de activistas de todas las categorías y en el financiamiento de las candidaturas a senadores, diputados y síndicos en los comicios del año pasado. También por haber contado con el respaldo del expresidente Mejía y su grupo.

Su inversión en el sostenimiento de redes de comunicadores y en propaganda en la campaña por la candidatura presidencial, supera muchas veces la de su contrincante, aunque en el informe presentado esta semana a la JCE reporta gastos que apenas superan en cincuenta por ciento los de ella: 52.8 y 35.3 millones de pesos, respectivamente.

La campaña de Vargas Maldonado ha logrado impacto. En las encuestas Gallup para HOY pasó del 11.9 por ciento de las preferencias de la generalidad de los electorales en agosto, al 39.9 por ciento en noviembre, mientras Ortiz Bosch apenas se movía del 17.8 al 26.3 por ciento. Entre los simpatizantes del PRD, la diferencia era similar : 40 y 26.3 por ciento. Y pese a cuestionamientos en los medios de comunicación sobre los orígenes de la fortuna del precandidato.

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