Caracas sin agua

Caracas sin agua

Este fue el subjetivo título de un dramático reportaje del Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez publicado en la capital venezolana, advirtiendo los niveles que podía alcanzar la crisis de agua del 1958 ante la indiferencia de la población, pese a los llamados insistentes de las autoridades, para que hiciera uso racional del preciado líquido.

Esta crónica del denominado realismo-mágico, viene a mi mente ante la situación de sequía que afecta nuestro país y que ha diezmado la ganadería y la agricultura de la región Noroeste, además de obligar a las autoridades de la CAASD a racionar la distribución del líquido en los distintos sectores de la capital, debido a la considerable merma en las fuentes acuíferas.

De acuerdo al director de la CAASD, arquitecto Alejandro Montás, a la capital están llegando 70 millones de galones de agua menos debido a que las tomas de los acueductos Haina-Manoguayabo, Isa Mana y Duey han disminuido sus caudales en un 50 por ciento por lo que prepara un plan de abastecimiento, con camiones cisternas, a barrios, escuelas, cárceles y hospitales.

Entendemos que la situación no está siendo manejada por el Estado con el carácter que amerita, por lo que es necesario un plan de emergencia que incluya una intensa campaña de concienciación dirigida a toda la población sobre la necesidad de economizar el agua, a la vez que se toman medidas drásticas contra los sectores que, pese a la crisis, siguen desperdiciándola.

La magnitud del problema no es para dejárselo solo a la CAASD; debe involucrarnos a todos, empezando por las instituciones del Gobierno que tienen que ver con situaciones de emergencia.

 

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