Carácter en un año de incertidumbres internacionales

Carácter en un año de incertidumbres internacionales

A José Francisco, fraternalmente.

Parte II

En el artículo anterior, se presentan consideraciones sobre lo que representa el carácter para un ser humano y la importancia en la vida de las personas a la hora de pensar y tomar decisiones.

La pregunta necesaria: ¿se puede formar el carácter? para formar el carácter es necesario tener dominio sobre nuestra persona, mediante pequeñas, pero continuas acciones que hagan más fuerte nuestra voluntad. (Gaitán, 2006) Esto nos dice que es posible cambiar nuestro carácter, pero solo a través de la disciplina y la férrea voluntad de querer hacerlo.

Pero para que pueda ocurrir, debe plantearse un ciclo de acción para reestructurar a aquellos caracteres que son disfuncionales, lo que se resuelve a través de la alineación de la emoción y la acción, teniendo como resultado el carácter que nos lleve a poder tener uno funcional, esto nos hará dignos de confianza para enfrentar cualquier tipo de proyectos durante el proceso en el que estemos envueltos. Entendiendo que: El que fracasa en la planificación, planifica el fracaso.

La economía internacional en el 2015 está cargada de múltiples incertidumbres económicas, sin embargo, podremos enfrentarla con relativo éxito si solidificamos el carácter de los dominicanos y actuamos con visión, decisión y empoderamiento.

Haciendo referencia al estudio de la reconocida agencia de publicidad JWT que publicó un informe titulado: “The future 100: trends and change to watch in 2015” (Los futuros 100: Tendencias y cambios a ver en el 2015) se encontró que este año los consumidores tendrán una propensión mayor a fijarse más en su vida: salud y destino. Los menores de 10 años serán, tecnológicamente, más avanzados que sus hermanos adolescentes. El paisaje urbano se tornará en lugares interesantes para la venta al detalle interactiva y juegos vinculados a la ubicación espacial. El futuro estará marcado por la seguridad informática y se aplicarán los equipos más sofisticados de evaluación y de prevención de riesgos.

Sin embargo, en la otra cara de la moneda y yéndonos a los extremos, vimos cómo decenas de miles de personas fueron atacados por epidemias como el dengue, la chikunguya, malaria y ébola en todo el mundo. Lo que indica que se necesitan, globalmente, decisiones y acciones contundentes para mejorar problemas de salud que existen a quince años de iniciado el siglo XXI, aunque se ha mejorado el nivel de la pobreza extrema y el analfabetismo. ¿Qué falta entonces? falta carácter y lo que deviene directamente de él: decisión y ejecución. Esta habilidad es el tope que determina la eficacia de una persona. Al imaginarnos una recta, podemos ver que el liderazgo tiene una pendiente positiva respecto a la eficacia. A menor liderazgo, menor eficacia y viceversa.

Todos tenemos nuestros puntos fuertes, pero muchas veces nos rezagamos al ver al otro no actuar en su pleno empleo de esfuerzo y quizás, sin percatarnos, perdemos fuerza en la actuación conjunta y terminamos inmersos en el hueco de la inacción, de la inacción de los buenos que es, considerablemente, más peligrosa que la acción de aquellos que operan con una visión cortoplacista y sin apego a planes que resulten en un futuro de creciente progreso.

El mundo necesita más líderes que muevan a las masas a trabajar por una mejor calidad de vida, que, en suma, traerá con ella todo lo que la humanidad desea: progreso social, económico y político. En otras palabras, una democracia participativa que es el resultado de un fuerte carácter ciudadano y el empoderamiento. Eso contrasta con la democracia ritual donde la decisión ciudadana se ejercita plenamente el día de las elecciones, devaluando el carácter del ciudadano promedio.

Un buen carácter puede cambiar nuestras escuelas, hogares, negocios… el mundo. Mi hermano Frank, tuvo, en su máxima expresión, el carácter que le permitió irradiar una gran nobleza, empatía y una enorme capacidad de servicio y de perdón.

Tagore explicó de una manera hermosa, a una nación donde prevalezca un sólido carácter y un profundo sentido de empoderamiento.

“Dormía…, dormía y soñaba que la vida no era más que alegría. Me desperté y vi que la vida no era más que servir… y el servir era alegría”.

Rabindranath Tagore.

Investigadora asociada: Andrea B. Taveras Pichardo.

Publicaciones Relacionadas