Características y perfil de un líder

Características y perfil de un líder

Hoy, escribo por encargo, a sabiendas de que el tema de por sí no es consensuado, pero lo escribo. Lo escribo con las mismas ganas con que Harry Truman dijo: “Los hombres hacen la historia, no la historia al hombre”. De lo que se traduce que son las convicciones y las cualidades de quienes ocupan puestos directivos, las que moldean los eventos, no la tecnología, ni las ideas de la época. Según D. K. Simonton los que hacen historia surgen cuando se combinan bien al hombre o la mujer con la situación social del momento. Ahora que hemos asesinado los paradigmas, las ideologías, las utopías y los ideales. Ahora que hemos creído que el desempeño, los sondeos de opiniones, las elecciones victoriosas, o simplemente aprender a sintonizar con los que carecen de todo, llamados pobres, y de los que tienen todo llamados hacedores de mercado. Entonces, jugar al malabarismo entre unos y otros, manteniendo a rayas a los unos y dejar que crezcan los otros, teoría neoliberales desgastadas y deshumanizantes que de verdad no debieron llegar a nuestra América Latina.
Volvamos al líder, un líder tiene que tener una causa, unos motivos, una circunstancia que buscar y otra que crear; donde le cambia el rumbo al conglomerado de gente que sufre o a una sociedad que se despedaza en la desesperanza del mal vivir. Un líder tiene que tener pasión, conciencia social, sentido de utilidad y sentido de trascendencia. Sin embargo, en la psicología social lo definen como aquel que trata de influir en cómo los miembros del grupo piensan y se comportan. Pero una buena verdad es que los pueblos y regiones deprimidos social y económicamente han preferido a líderes socio-emotivos con personalidad afable, que constantemente ríen y hacen juegos, que reconocen o responden a otros y que hacen comentarios ajenos a las tareas (Sorrentino y Field; 1986).
Sabio es decir que el líder necesita inteligencia y talento, pulcritud y credibilidad pública. Y más que nada, poner todo esto en la bandeja social para que los demás se sirvan. Un líder debe marcar una generación, un periodo histórico-social, con su comportamiento puesto al servicio de las naciones o países, donde permite el crecimiento y la base del desarrollo social. Un líder no se sirve, sirve como instrumento de los demás. Esos hombres o mujeres que Dios, la vida, las circunstancias sociales o políticas les ha dado el privilegio de servirles a los demás, por sus condiciones (temperamento, carácter, sentido de utilidad social), trascienden cuando hacen posible la felicidad; cuando no, son pesadillas que no merecen los pueblos. Por décadas se creía en los líderes pragmáticos: aquellos que hacían posibles las circunstancias, repartían entre grupos las tajadas del Estado, compraban los disidentes, dividían y controlaban las aspiraciones, para perpetuarse de manera egocéntrica en una aspiración meramente personal, pero divorciadas de todas las aspiraciones sociales. Simplemente sintonizaban con los grupos sociales, a unos le daban para que acumularan riqueza y los ayudara a mantenerse en el poder, y otros, los de abajo, se le mantenían bajo el clientelismo, las promesas y las repuestas simbólicas. De ahí que la historia se encarga de depurar, la hoja de vida de cada cual, para así establecer si de verdad se trata de un líder o del cinismo social de los hombres que saben colarse bajo la alfombra. El líder despierta personas, crea oportunidades, promociona valores, fortalece la dignidad social y humana. Barack Obama trasciende y se dimensiona cuando rompe prejuicios, resentimiento, odio, sed de venganza y discriminación. Su visita a Cuba de forma humilde y reflexiva, al igual que Raúl Castro habla de líderes que se convierten en estadistas para sus naciones y para la humanidad.

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