¡Caramba, Juan Pablo!

¡Caramba, Juan Pablo!

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Me propuse escribir sobre Juan Pablo Duarte y me faltaron las palabras.¿Qué decir de Duarte? Siempre hay mucho.

Lo primero es destacar la conspiración de silencio en torno al Padre de la Patria.

Oportuno es desmantelar la constante que ha pretendido disminuir su gesta: pensar y llevar a cabo la independencia, producir el nacimiento de la República.

Señalar cómo, desde siempre, los descreídos representantes de la derecha, desconfiaron y boicotearon la independencia nacional, en contraposición con la fe de Duarte en el nacimiento de la República.

Aprender que los enemigos de Duarte, de sus ideas, de sus convicciones, de sus acciones, viven aún representados por personas, instituciones y fuerzas conservadoras que sólo actúan en defensa de sus intereses y como enemigos de la República.

Ver cómo siglo y medio después esas fuerzas retardatarias, egoístas y conservadoras, vuelven sobre sus pasos y facilitan una invasión pacífica de haitianos esta vez para que les trabajen en sus negocios.

Duarte, la historia no puede ser desmentida, fue un patriota a tiempo completo. Si para muestra basta un botón, esta frase lo retrata de cuerpo entero: «Santo Domingo será libre, o se hunde la isla»

Señaló la necesidad de que: «Mientras no se castigue a los traidores como se debe, los buenos dominicanos serán víctimas de sus maquinaciones.

Tenemos la obligación de dar a conocer a nuestros hijos y nietos, las grandes y sabias enseñanzas de Duarte, como un modo de reafirmar la nacionalidad.

Hasta se irrespeta el nombre de Duarte cuando a cualquier pendejada la designan con su ilustre nombre para negar un honor, un reconocimiento a otros que lo merecen. En una palabra, le echan el nombre de Duarte encima y ya nadie discute.

No hay una política nacional de divulgación de su pensamiento y acciones.

Esa política, por supuesto, tiene que comenzar en el hogar y continuar en la escuela.

A nadie le pido que se dé golpes en el pecho y pida misericordia o perdón al Señor por su falta de patriotismo.

El patriotismo comienza, también, por el reconocimiento, divulgación, enseñanza e imitación de los grandes del pasado para que nos sirvan de guías para hoy y para mañana.

El sólo análisis, serio, profundo, ponderado y en todos sus detalles y vertientes de la frase duartiana: «Sed justos, lo primero, si queréis ser felices» permitiría escribir nadie sabe cuántos gruesos volúmenes.

La justicia debe ser la base sobre la cual se edifiquen y mantengan la República, la democracia, la convivencia pacífica, la regla de oro para las relaciones entre las personas.

El pensamiento de Duarte no ha sido desmenuzado, estudiado, profundizado, para que sea visto, aceptado, respetado, imitado.

Les dejo esta reflexión. Luego no digan que nadie los advirtió.

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