Caraqueños colman centros electorales para decidir su futuro presidente

<P><STRONG>Caraqueños colman centros electorales para decidir su futuro presidente</STRONG></P>

CARACAS. AFP. Norvi Henríquez se inscribió para votar en el centro electoral del presidente Hugo Chávez, en una zona popular de Caracas, para «estar más cerca de él» y ver si puede preguntarle por la casa prometida, mientras detrás de ella, en la misma cola, Andrea Toro sufraga este domingo a favor de un «cambio».  

Como ellas, decenas de miles de caraqueños colman los centros de votación de la ciudad, compartiendo en las largas filas, bajo un intenso sol y un ambiente festivo, la gran motivación que hay en torno a los comicios presidenciales que decidirán el futuro de Chávez, en el poder desde 1999.  

«Queremos votar por nuestro presidente, queremos reelegir de nuevo a nuestro presidente a ver si me da la casa que estoy esperando», dijo Henríquez a la AFP, explicando que se inscribió para votar en el mismo colegio que Chávez para «estar más cerca de él», pese a que vive en otra barriada del centro.  

Esta docente de 38 años se trasladó esta mañana junto a varios familiares hacia el oeste para llegar al colegio Manuel Palacios Fajardo, ubicado en la barriada 23 de Enero, un bastión del chavismo.  

En este colegio, la cola se extiende por varios metros y muchos de los votantes llevan unas dos o tres horas esperando bajo el sol a que llegue su turno de acceder al colegio. Los voluntarios, apoyados por los gobiernos locales, reparten a los votantes agua o frutas para hacer más fácil la espera. 

Por ser el centro electoral de Chávez, los votantes aseguran que el proceso es un poco más lento por las medidas extra de seguridad que se toman ante la llegada del mandatario, y que se traducen en calles cerradas y decenas de militares en los alrededores del centro.  

«Yo estaba aquí inscrita primero» que Chávez, dice por su parte Toro, una abogada de 32 años, que espera en la misma cola que Henríquez, quejándose de que votar allí «es un poco más engorroso» porque cuando el mandatario llega «se para el proceso para los demás votantes».  

Toro, que se crió y sigue viviendo en esta popular barriada, dice que vota «para cambiar» y para que «se acabe la inseguridad y la polarización política», que, asegura, ha promovido Chávez desde el gobierno.  

En el 23 de Enero, las madres que tienen en brazos bebés vestidos totalmente de rojo -el color del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)- se mezclan con motorizados que se gritan unos a otros «Hay un camino», el lema de campaña del opositor Henrique Capriles Radonski, con total tranquilidad.   Igualmente, militantes del PSUV revisan en la zona cómo va la movilización de votantes. 

«Vamos bien, pero si hoy al mediodía cuando veamos las listas (…) no están completas, buscamos a la persona o la llamamos para ver qué ha pasado y motivarla a ir a votar», asegura a la AFP Lisbeth Carmona, de 39 años, describiendo cómo funcionan las listas «1 por 10», en la que cada militante se compromete a llevar a otros diez a sufragar. 

Bastiones opositores. En el sureste de la ciudad, frente al colegio electoral donde sufraga Capriles, un ex gobernador de 40 años que comenzó la contienda muy atrás del mandatario pero que según las últimas encuestas recortó la brecha que le separaba de Chávez, cientos de ciudadanos esperan también su turno para votar.  

«Yo no he conocido otro tipo de gobierno, cuando Chávez llegó yo tendría unos 4 o 5 años, no me recuerdo de otro presidente en mi país y no me parece justo», dice a la AFP María Fernanda Trabaglini, una joven de 18 años, que se muestra emocionada por votar por primera vez. 

«Realmente espero que haya un cambio», remata esta estudiante universitaria, que lleva poco más de una hora esperando en la cola.  

Cerca de allí, bajo un toldo informativo de voluntarios opositores, se muestra a los votantes cómo sufragar, cuáles son las opciones del tarjetón electoral que generarán un voto nulo -luego de que tres pequeños partidos retiraran su apoyo a Capriles- y otros detalles del proceso.  

También en Chacao, en el este de Caracas, un rico municipio que es reconocido como bastión opositor, los votantes se muestran emocionados y dispuestos a esperar en las colas el tiempo «que haga falta».  

«Esto es histórico, yo que nunca voto antes de la una de la tarde, me vine a votar muy temprano porque se está jugando el futuro del país, la paz de Venezuela y todo», asegura por su parte María Hérnandez, una comerciante de 25 años, que acudió al centro de votación junto a su familia.  

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