TAPANATEPEC. Los coordinadores de la caravana de miles de migrantes centroamericanos que se dirige al sur de México exhortaron a los participantes a descansar el domingo.
Al principio los migrantes parecían resueltos a continuar su camino, pero luego cambiaron de parecer ante los reportes sobre el presunto secuestro de un menor.
Los migrantes anunciaron que permanecerían en Tapanatepec, donde el domingo tendrían una reunión. El sábado por la noche, grupos de migrantes recorrían las calles del poblado señalando que un niño migrante había sido robado. Algo similar desató el pánico en una parada anterior, pero no fue confirmado.
Después de sufrir un retraso de un par de horas cuando agentes de la policía federal impidieron que salieran de la comunidad de Arriaga el sábado por la mañana, la mayoría de los migrantes llegó a Tapanatepec bajo un sol abrasador. Decenas se dirigieron al río Novillero, debajo de la plaza central, para bañarse, lavar su ropa y mitigar el calor. Otros hicieron fila en un centro de atención médica en su mayoría en busca de atención para sus lastimados pies.
Por primera vez, una rama del gobierno federal parecía ayudar directamente a los migrantes en su travesía en lugar de tratar de frenar la caravana. En este caso el Grupo Beta, la agencia mexicana de protección a los migrantes, brindó ayuda a los rezagados y distribuyó agua.
En la reunión vespertina cotidiana de la caravana en la plaza del pueblo, los coordinadores trataron de establecer una especie de código de caballerosidad.
Muchos de los migrantes han dependido de viajar de dedo para trasladarse de un poblado a otro en lugar de cubrir a pie todo el camino. Cuando los camiones se detienen son generalmente hombres jóvenes quienes corren para llegar primero.