Caravaneo, narco y terremoto

Caravaneo, narco y terremoto

El caravaneo electoral tomó fuerzas el pasado fin de semana y muestra la irresponsabilidad del gobierno y de la clase política dominicana.

Los partidos y los candidatos derrochan una enorme cantidad de dinero en actividades proselitistas de poca relevancia. Los defensores del boroneo dirán que las elecciones son buenas para el reparto; que es la única forma de que los políticos visiten los barrios y cumplan con algunas promesas.

Pero las elecciones en una democracia no se diseñaron para el boroneo. Es el momento de presentar propuestas importantes que se cumplan cuando las autoridades sean electas.

En el certamen participan muchos candidatos que aspiran a retener los cargos que ocupan, o quieren una posición más alta, o a una posición que les garantice inmunidad.

Si ganan los candidatos del partido gobernante, serán seis años más de las mismas caras, porque la mayoría se presenta a la reelección. El pueblo los conoce, entonces, ¿por qué derrochan tanto dinero en publicidad? ¿Por qué prometen en campaña lo que no hicieron en cuatro años?

Lo mismo se aplica a la oposición. Muchos de sus candidatos ocupan cargos actualmente, o los ocuparon en el pasado; o sea, no son nuevos en la política.

Gastan en campaña lo que no ganarán en los puestos a que aspiran. ¿Dónde obtienen el dinero para cubrir tantos gastos? ¿Qué beneficios esperan obtener en los cargos? ¿Quién se beneficiará de sus gestiones?

Los beneficios serán para ellos y sus escogidos, porque unos vienen y otros van, y grandes cambios positivos en el país no hay.

Los escándalos del narco y los negocios derivados de esa actividad no cesan. Quirino, Paya, Agosto, y ahora Atiemar son grandes episodios.

Las noticias anuncian el escándalo, se desencadenan rumores, se presentan datos, las autoridades anuncian mano dura; pero antes de completar las investigaciones de un caso surge otro escándalo, y cada investigación queda en suspenso y engavetada ante el próximo suceso.

Se dice y se repite que sin el apoyo de grandes figuras gubernamentales ninguna fechoría de tan alto rango es posible, pero nunca agarran figuras de renombre político. Sólo van a la cárcel algunos extranjeros y jevos de clase media que participaron de la trama para pasar a la clase alta o media alta. Los políticos y militares quedan exentos de cargos judiciales. Así no vale.

La gota que rebosa la copa de irresponsabilidad gubernamental es la falta de planificación y preparación ante la posibilidad de un terremoto. Dice el refrán que guerra avisada no mata soldado, pero esa expresión parece tener poca ascendencia en la clase dirigente dominicana.

La República Dominicana aparece en todos los mapas internacionales de riesgos para que se produzca un sismo de magnitud, y las autoridades no hacen nada para preparar el país en caso de un desastre natural.

Ojalá que nunca ocurra, pero hay que prepararse inspeccionando edificios, solidificando los que necesiten soporte, adiestrando la población, e imponiendo códigos estrictos de construcción anti-sísmica.

Por ahora, las autoridades están tan imbuidas en el caravaneo electoral que carecen de energía e interés para ocuparse de los problemas actuales y potenciales del pueblo. Y como entretenimiento popular, cuentan con los escándalos del narco que ocupan las noticias, ofrecen mucha intriga, y nunca se conoce el desenlace.

No es tiempo de trivialidad, irresponsabilidad, impunidad, ni promesas que no se han cumplido ni se cumplirán. Es tiempo de acción, de honestidad y compromiso con una sociedad que espera mejor vida y está constantemente expuesta a desastres naturales y políticos.

Publicaciones Relacionadas