PEDERNALES.- La súper población y el hacinamiento de la cárcel de esta lejana provincia fronteriza llega a unos niveles tan alarmantes que algunos internos duermen hasta encima de los inodoros.
El centro fue construido durante la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo como un cuartel militar y para albergar apenas 25 guardias. En ese entonces la población era de apenas 3 mil habitantes.
La situación se torna aún más grave porque los presos viven amontonados, ya que hay 96 internos en un espacio con capacidad para veinticinco personas.
Herminio Moquete, residente fronterizo que ha vivido la idiosincrasia de esta zona, sostuvo que la vida de los reos no solo peligra por la insalubridad, sino que las mismas condiciones de aglutinamiento propicia que haya pleitos y violaciones a los derechos fundamentales de los internos.
Como si esto fuera poco los presos tienen que defecar, bañarse y comer en el mismo espacio, lo que provoca que haya más insalubridad, tal como confirmó el doctor José Luis Vallejo, quien a diario vive la situación que padecen los reclusos al darles servicio cotidiano en el hospital Elio Fiallo de esta provincia.
Desde los barrotes de la cárcel se puede observar cómo se las ingenian los internos para poder vivir en el interior del diminuto cuartucho, construyendo albergues uno encima del otro.
Algunos han tenido la necesidad de construir dormitorios hasta encima del baño. Y es que en un área aproximada de dos metros cuadrados pernoctan veinticinco de ellos, durmiendo hasta parados.
Por otro lado, los oficiales superiores no cuentan con una oficina adecuada, mientras los servicios se ofrecen con limitaciones por lo inhóspito del lugar.