POR LLENNIS JIMÉNEZ
El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez advirtió ayer que “no sea fruto de un acuerdo de aposento” una posible reforma a la Constitución, sino que se realice de manera transparente, por consenso y pidió que la integración de la Junta Central Electoral (JCE) sea con la participación de la ciudadanía y otras instancias del país.

El arzobispo metropolitano de Santo Domingo abogó por una buena reforma constitucional en los puntos claves, para que no haya que estar sometiéndola a tantos cambios, y planteó que sea sobre la base de una amplia discusión y que cuente con la opinión de los especialistas en derecho.

López Rodríguez sostuvo que la Constitución es un tema delicadísimo, que amerita que los expertos señalen los puntos frágiles y los aspectos que deben modificarse.

Criticó que la pasada enmienda constitucional se hiciera entre dos o tres individuos encerrados en un cuarto, de manera irresponsable y poco seria, mientras otros países se plantean muy en serio su Carta Sustantiva, a propósito del proceso de globalización. El religioso emitió sus consideraciones al termino de la eucaristía que presidió en la parroquia Divina Providencia,  donde confirmó 121 jóvenes del Colegio Arroyo Hondos y adultos, a los que les ungió el crisma como símbolo del Espíritu Santo, y los llamó a vivir en la fe y amor.

En cuanto al iniciado debate de si se reducen los miembros de la JCE, el prelado se limitó a decir que estudiaría la propuesta y dijo a sus miembros que espera se conduzcan con absoluta imparcialidad y justicia.

Manifestó a los jueces del tribunal electoral que el país desea respondan a todos los alegados de los partidos políticos como debe ser.

Reiteró que no hay otra instancia, más que la JCE para que los partidos políticos puedan reclamar cualquier alegato de las pasadas elecciones congresionales y municipales, pero recordó a sus dirigentes que ojalá lo hagan dentro del plaza establecido, para que después no haya reclamos.

El cardenal indicó que no se debe discutir si la mayoría del partido ganador de las pasadas elecciones congresionales y municipales conviene o no a la democracia, ya que no se discutió el anterior, lo que llamó “aquel ciclón batatero del que habló una vez el ex presidente Hipólito Mejía, que barrió con todo el mundo”.

López Rodríguez expresó que debe ser respetada la victoria del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), la que dijo ha sido un poco más discreta que la que tenía la anterior organización -el PRD-, por lo que no la considera tan avasallante. Indicó que de cara al futuro, cree que conviene siempre el  equilibrio de fuerzas en todas las instancias. Aunque señaló que “el que ganó, ganó y no hay más remedio que reconocer eso”.

Aconsejó al Congreso que no comience a lanzar leyes de cualquier manera, sin antes determinar qué ley necesita el país en este momento, en razón de que primero se debe diseñarse “el país que queremos tener en el futuro”.  Exhortó que el proceso de transición de las autoridades legislativas y municipales sea pacífico, de respeto mutuo y de respeto de unos con otros.

Consideró que la democracia tiene que ser cada día más participativa, sugirió que en estos temas se busque la forma de que haya una representación amplia de los sectores.

ANARQUÍA DE PARTIDOS

López Rodríguez también la emprendió contra los partidos políticos, afirmando que no están institucionalizados, que necesitan ser renovados y que “son un desorden de gente que se quita y que se pone”. Reclamó que deben dar paso a la gente joven.

Exhortó a los caudillos de los partidos políticos reconocer que han hecho mucho servicio al país y que conviene que otros se lo presten.

A LAS PRIMERAS, MADRES

El cardenal López Rodríguez deploró que muchas madres dominicanas estén en  precariedades, sean víctima de violencia y muchos sufrimientos, tras pedir que al conmemorarse su día, este domingo, sean honradas y enaltecidas con generosidad.

El prelado felicitó a las madres entendiendo que la maternidad es un don divino, que debe celebrarse todos los días, ya que nadie puede negarles que el hecho de haber engendrado la vida.