POR ANSELMO SILVERIO Y ARIDIO PERDOMO
PUERTO PLATA.- El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez consideró ayer como “ridículo y absolutamente inaceptable” el informe internacional que  declaró la República Dominicana como un Estado “fallido”, lo que rechazó de plano al valorar la lucha que se libra para sobreponer la nación a muchas cosas.

López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo, dijo que “no aceptamos ningún tipo de injerencias de nadie, de lo que es nuestro patrimonio”.

 Entiende que como verdaderos dominicanos debemos rechazar este informe promovido por sectores de los que dijo desconocer su capacidad intelectual.

Sostuvo que en el país han pasado muchos accidentes históricos entre los que mencionó la ocupación norteamericana, que consideró muy doloroso.

De igual forma, el dignatario expuso que otros de los casos “son los gobiernos que hemos tenido, muy deficientes y la corrupción”, señalando que todo es parte de la situación nacional, aunque no exclusivo de la República Dominicana.

Sostuvo que los países grandes tienen mucha corrupción e injusticias “es decir, que nosotros lo que tenemos que hacer es defender nuestra identidad, somos dominicanos y pésele a quien le pese seremos dominicanos siempre”.

CASO HAITIANO

El prelado estimó que la crisis haitiana continúa “porque se puede entender que algún tipo de intención hay de parte de quienes están supuestos ayudar a Haití, de dejar que esto siga con un desorden permanente para que, obviamente, la República Dominicana tenga que seguir, una cosa que está muy por encima de sus posibilidades económicas”.

Aclaró que en este momento la República Dominicana no está en capacidad de, primero, resolver sus propios problemas y segundo, por la gravedad de la acción de que se trata.

En otro sentido, López Rodríguez consideró que la política no tiene necesariamente que ser patrimonio de gente “corrupta e irresponsable”, tema que enarboló para justificar una propuesta del obispo de la provincia Duarte, de que personas serias y honestas sean designadas en la administración pública.

Coincidió con monseñor Jesús María de Jesús Moya, pero advirtió que este es un planteamiento que la Iglesia Católica ha hecho en múltiples ocasiones.

Dijo que hace más de 60 años que el papa Pío XI manifestó que la actividad política es no vidente y, por consiguiente, hay que tratar de rescatarla de manos de aquella gente que no merece estar al frente de la cosa pública.