El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez dijo que el fallecimiento de monseñor Francisco José Arnáiz enluta a la Iglesia latinoamericana y apaga una de las mentes más lúcidas de la sociedad dominicana. «Su vocación sacerdotal, su altruismo y su erudición inigualable convirtieron al padre Arnaiz en un referente para la Iglesia», destacó López Rodríguez, que está en Madrid, España.

Citó los inicios del sacerdote jesuíta en la Iglesia dominicana, expulsado de Cuba poco después del triunfo de la revolución castrista en 1959. Arnaiz, obispo emérito de Santo Domingo, murió el viernes en Santiago. López Rodríguez lo definió como un amigo no sólo en la fe cristiana sino también en lo personal y en lo académico, y destacó su labor pastoral de más de 60 años.

El arzobispo de Santo Domingo, que está en España desde el miércoles y hoy sigue a Roma, lamentó no haber podido estar en los funerales de Arnaiz. Recordó su proverbial buen humor y la broma con el médico que lo atendió en su última crisis de salud: «Yo lo que necesito ahora es un buen tabaco, doctor…», recordó que le dijo Arnaiz días antes de morir.