Cardenal pide a población moderación en Semana Santa

Cardenal pide a población moderación en Semana Santa

POR FERNANDO QUIROZ
Al iniciar ayer la Semana Santa con la procesión del Domingo de Ramos, el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, quien encabezó los actos, pidió a la población que haya un propósito de moderación y control durante este período para que no «lamentemos» tantas personas muertas como resultado  de violencia, imprudencia, excesos en velocidad y bebidas alcohólicas. Dijo que esa no es la forma de celebrar la Semana Santa e invitó a la población a que viva lo que significa la jornada participando en actos de piedad como las celebraciones eucarísticas, retiros en las parroquias, penitencias y vía crucis.

«Sé que hay mucha gente que tiene otro criterio y se va fuera de la ciudad y respetamos su forma de pensar, aunque los excesos nunca los vamos a justificar», indicó. 

Cientos de personas, encabezados por López Rodríguez, participaron ayer en la procesión del Domingo de Ramos saliendo de la iglesia Las Mercedes, de la Zona Colonial, hasta llegar a la Catedral, donde el arzobispo metropolitano de Santo Domingo ofició una misa. «Muchas de las cosas que se lamentan en la sociedad dominicana de hoy son que se está educando y se quiere vivir de espalda a Dios», criticó López Rodríguez.

Reconoció que este pueblo ha mantenido por muchos siglos una fe fundamentalmente cristiana.

López Rodríguez dijo que a partir de ayer la Iglesia celebra la entrada mesiánica de Jesús a la ciudad santa de Jerusalén, y a partir del Jueves Santo, por la noche, la misa conmemorativa de su última cena.

PROCESION

La multitud llevando ramos, orando y cantando, rodeando la imagen de Jesús montado en un burro que era llevado en andas, participó en la procesión del Domingo de Ramos, en conmemoración de la entrada de Jesús a la ciudad Santa de Jerusalén.

Salió de la Iglesia Las Mercedes, de la calle del mismo nombre, y recorrió las calles Sánchez, Arzobispo Nouel hasta llegar a la Arzobispo Meriño, donde está la Catedral de Santo Domingo. A las 5:35 de la tarde, las campanas anunciaban la llegada de la procesión, media hora después de su salida.

Decenas de hombres personificaron a la guardia romana con toda su armadura como cascos, espada, sandalias, protector de pecho y capas. Hombres, mujeres y niños, algunos escolares, formaban hileras en la procesión que caminaban al son de redobles y de los toques de la banda de música de los Bomberos.

Salían al paso de la caminata turistas, residentes del lugar y dependientes de negocios.

López Rodríguez dijo que esa procesión no es una marcha cualquiera, sino cargada de sentido de fe, pues recuerda los momentos de Jesús antes de someterse a la pasión.

Invitó al pueblo a vivir la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. «En esta semana nosotros vamos a celebrar los misterios centrales de la fe Católica», expresó.

Exhortó a que a partir de hoy participen en tantas iglesias como disponen en celebraciones muy diversas para que el Señor les dé la posibilidad de vivir con intensidad lo que significa el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. «La figura de Jesucristo como hijo de Dios encarnado en el seno de María, significa que Dios habiéndose hecho hombre quiso compartir la suerte de la humanidad, pasando por toda la experiencia del sufrimiento, dolor y la humillación», dijo a la feligresía concentrada en la Catedral.

Recordó que esta procesión la celebra la Iglesia Católica desde hace por lo menos 18 siglos, de acuerdo a documentos que lo revelan.

Jesús entró a Jerusalén en un burro, que para la época era montura de reyes y personajes importantes. Fue aclamado con canciones por la multitud de la gente sencilla que espontáneamente cortó ramos y los tiró al camino por donde pasaba el hijo de Dios.

Sin embargo, dijo el Cardenal, esa multitud fue la que luego, producto de la manipulación de los dirigentes de la época, pidió que le crucificaran. Ese no era el Mesías que esperaban los judíos, sino otro que enfrentara a los romanos y restableciera a Palestina. «Nada que salga de Judea puede servir», decían los sacerdotes escribas, doctores en ley judía. Jesús no gozaba de su simpatía.

ACTOS A continuación los cultos a celebrarse en la Catedral de Santo Domingo, encabezadas por el cardenal López Rodríguez:

-Jueves Santo a las 9:00 AM, solemne misa crismal, para renovación promesas sacerdotales Arquidiócesis de Santo Domingo. A las 8:00 de la noche, misa conmemorativa de la última cena del Señor: Lavatorio de pies, procesión al monumento, visita al monumento.

-Viernes Santo, a las 3:30 PM, solemne acción litúrgica de la pasión y muerte del Señor: Postración, liturgia de la palabra, oración universal, veneración de la cruz y sagrada comunión. A las 8:00 PM, e coro de la Catedral con su orquesta ofrecerá el tradicional concierto de Viernes Santo en su XVIII versión.

Participarán los dominicanos Rafaela Taveras y Diómedes Ogando. Además, se repondrá el famoso «requiem» del compositor francés Gabriel Fauré para solistas, coro y orquesta.

-Sábado Santo, a las 11:00 de la noche, solemne vigilia pascual, lucernario, bendición del fuego, bendición del cirio pascual, procesión y pregón pascual. Además, liturgia de la palabra, liturgia bautismal, letanía de los santos, bendición agua bautismal, renovación promesas del bautismo, liturgia eucarística.

-Domingo de Resurrección, a las 12:00 M, Misa Pascual.

¿DÓNDE ESTA DIOS?

El Cardenal recordó que recientemente leyó una entrevista que le hicieron a la hija del predicador estadounidense Billy Graham, con relación a dónde estaba Dios el día de los atentados del 11 de septiembre.

Ella, dijo, respondió con tranquilidad que Dios estaba donde nosotros lo hemos puesto.  

«O sea, hemos querido que no se hable de Biblia, que no se eduque a los niños, que tampoco se les corrija oportunamente. Pregunten mas bien dónde están los hombres, no dónde está Dios. Si no queremos que Dios esté en la familia, en la escuela pues entonces abstengámonos a la consecuencia».

El cardenal dijo que tiene como convicción radical que Dios no castiga a nadie, pero sí permite que experimentemos la consecuencia de nuestros propios errores.

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