Cardenal reclama a Policía desarmar los delincuentes

Cardenal reclama a Policía desarmar los delincuentes

POR LUIS M. CÁRDENAS
El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez reclamó ayer que se desarme a los delincuentes y que la Policía Nacional sea bien equipada para el patrullaje en la ciudades de manera que pueda proteger a la población.

«Obviamente no se puede estar justificando el que tanta gente tenga armas, sobre todo los delincuentes, porque esos son los que las consiguen de cualquier manera; no les importa tener armas para defender sus intereses que siempre serán intereses espurios», dijo el Cardenal.

Dijo que el problema hay que conjurarlo, ya que por un lado se ha querido justificar la tenencia de arma como una forma de garantizar la seguridad propia, porque no la ofrecen los organismos oficiales.

Manifestó que primero se necesita una policía confiable, con los recursos técnicos, capacidad, infraestructura y apoyo logístico que le permita hacer un trabajo seguro y serio.

López Rodríguez habló con los periodistas antes de presidir una eucaristía en conmemoración del noveno aniversario del canal Televida.

Consideró es perfectamente comprensible, aceptable y entiende que debe ser apoyado el planteamiento del secretario de Interior y Policía, Franklin Almeyda Rancier para que sea desarmada la población y que se evite el porte de armas de civiles y militares.

Dijo que en seguida vendrá la gente diciendo que no, que no hay seguridad pública y entonces se planteará que hay que seguir defendiendo la seguridad personal, cosa que consideró como un sofisma.

Ante el aumento de la delincuencia dijo que se le puede exigir a la Policía que se adecue y patrulle la ciudad, pero debe tener vehículos suficientes para patrullar, aunque consideró que la institución tiene mucha gente traviesa dentro, que no hace el trabajo de garantizar la seguridad.

Planteó que debe hacerse una revisión completa de la Policía.

Manifestó que el tema no es nuevo el problema del exceso de armas, porque había un descontrol grande en la concesión de permisos para portar armas, aparte de las que se compran clandestinamente o que subrepticiamente se traen al país de cualquier manera.

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