Roma.  EFE.  El cardenal Crescenzio Sepe, arzobispo de Nápoles, negó ayer las sospechas de corrupción agravada por las que le investiga la Justicia italiana y aseguró haber actuado siempre con el único objetivo de procurar el bien de la Iglesia Católica y con la aprobación del Vaticano.

El prelado ofreció ayer una rueda de prensa en Nápoles (sur de Italia) para salir al paso de las informaciones publicadas el pasado fin de semana, cuando salió a la luz su presencia en la lista de indagados de la Fiscalía de Perugia ante una posible relación con la supuesta trama corrupta relacionada con la organización del G8 de la isla de La Magdalena.

“Siempre he actuado según mi conciencia, teniendo como único objetivo el bien de la Iglesia”, afirmó, mientras leía una carta, Sepe, quien fue prefecto entre 2001 y 2006 de “Propaganda Fide”, la Congregación de la Santa Sede para la Evangelización de los Pueblos.

“He hecho todo con las cuentas puntualmente aprobadas por la Prefectura para los asuntos económicos y por la Secretaría de Estado (vaticano), que con una carta enviada cuando terminó mi mandato de prefecto quiso, incluso, expresar apreciación y estima por la gestión administrativa”, añadió el cardenal tras preguntas de reporteros.