Cardenal señala amenazas a la paz

Cardenal señala amenazas a la paz

POR FERNANDO QUIROZ
El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez advirtió ayer que la paz peligra cuando al ser humano no se le reconoce aquello que le es debido en cuanto a persona, cuando no se respeta su dignidad y cuando la convivencia no está orientada al bien común.

Cree que para construir una sociedad pacífica y lograr el desarrollo integral de los individuos, pueblos y naciones, resulta esencial la defensa y promoción de los derechos humanos. El religioso habló en el panel Contra la violencia: diez propuesta de paz, coordinado por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y el Consejo Nacional de Reforma del Estado (CONARE).

“En momentos como los que estamos viviendo se imponen ante todo una seria reflexión sobre el tema violencia-paz, como también acciones concretas, eficaces y convincentes en favor del bien de la paz”, expresó. López Rodríguez entiende que la paz se fundamenta sobre una correcta concepción de la persona humana y exige la edificación de un orden según la justicia y la caridad.

“Se impone, pues, la búsqueda de soluciones alternativas a la guerra para resolver los conflictos internacionales, ya que el ingente poder de los medios de destrucción, accesibles incluso a las medias y pequeñas potencias, y la conexión cada vez más estrecha entre los pueblos de toda la tierra, hacen muy arduo o prácticamente imposible limitar las consecuencias de un conflicto”, expresó.

La promoción de la verdadera paz, señaló, es una expresión de la fe cristiana en el amor que Dios tiene por cada ser humano. La iglesia enseña, además, que una verdadera paz es posible sólo mediante el perdón y la reconciliación.

“La iglesia exhorta a personas, Estados y naciones, a hacerse partícipes de su preocupación por el restablecimiento y la consolidación de la paz, destacando, en particular, la importante función del derecho internacional”, agregó el arzobispo de Santo Domingo. Recordó que el gran profeta Isaías lo expresó en una frase lapidaria: “La paz es fruto de la justicia”, entendida en el sentido amplio, como el respeto del equilibrio de todas las dimensiones de la persona humana.

“La iglesia lucha por la paz también con la oración, que abre el corazón no sólo de una profunda relación con Dios, sino también al encuentro con el hermano inspirado por sentimientos de respeto, confianza, comprensión, estima y amor”, indicó López Rodríguez.

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