Cardenales perfilan sucesor

Cardenales perfilan sucesor

CIUDAD DEL VATICANO (EFE).- Los cardenales que siguen llegando a Roma para participar en el cónclave que elegirá al sucesor de Karol Wojtyla van perfilando, con sus primeras declaraciones, el espíritu que animará el próximo papado.

Desde el momento en que se convoque el cónclave, los purpurados electores (un total de 117, más uno «in pectore») tendrán estrictamente prohibido mantener cualquier contacto con el exterior, pero algunos ya han dejado entrever el perfil que a su juicio deberá tener el nuevo Papa.

Para el cardenal brasileño Claudio Hummes, uno de los latinoamericanos cuyo nombre suena entre los papables, el próximo sucesor de Pedro deberá ser alguien «capaz de representar al mundo y tener influencia tanto sobre los no creyentes, como sobre los que profesan creencias diferentes».

El arzobispo de Sao Paolo destaca tres rasgos esenciales del pontificado que acaba de concluir: «diálogo ecuménico, evangelización y lucha contra la creciente pobreza».

En esta línea considera fundamental que el nuevo Papa sea alguien «que sepa demostrar que la Iglesia y él están al servicio de la humanidad, sobre todo al de los más pobres y marginados».

También debe responder al progreso y «saber llevar adelante el diálogo con la ciencia, las religiones, la sociedad, la biotecnología y la bioética», es decir, en todos aquellos sectores «que están evolucionando con rapidez, sobre los que es necesario debatir».

Otro de los cardenales incluido por los vaticanistas entre los papables, el hondureño Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, coincide en que el elegido deberá saber afrontar «los problemas de la globalización, entre ellos los peligros que conlleva la biogenética».

En este sentido, algunos, como el cardenal nicarag~ense Miguel Obando Bravo, se muestran abiertamente convencidos de que el próximo Pontífice seguirá las huellas del fallecido Juan Pablo II y será capaz «de interpretar el signo de los tiempos».

Obando, que hoy llegó a Roma procedente de Managua para participar en la congregación general de cardenales, considera que «el sucesor de Papa Wojtyla será, como él, un Pontífice capaz de interpretar el signo de los tiempos».

El arzobispo de Berlín, el cardenal Georg Sterzinsky, uno de los seis alemanes que participará en el cónclave, añade matizaciones a esta consideración y estima que, al margen de la doctrina, el nuevo jefe de la Iglesia católica deberá tener una fuerte personalidad, sin limitarse a copiar a su predecesor.

Para este purpurado, es importante que el nuevo Papa demuestre perfil y convicciones propias, sepa afrontar las necesidades de la Iglesia y hacer eventuales reformas en el momento y modo apropiado.

Buena parte de las opiniones adelantadas hasta ahora apuntan a que el elegido mantendrá las pautas tradicionalistas dictadas por Juan Pablo II en materia de moral, sobre todo respecto a la familia y el sexo, y eclesiástica -celibato y papel de la mujer-, aunque con la capacidad de afrontar los nuevos desafíos.

Para el cardenal australiano George Pell, es seguro que «habrá un debate, una discusión sobre cuál puede ser el mejor modo de presentar el mensaje de Cristo y vivir la vida católica», pero «nadie que conozca bien la Iglesia puede pensar en un cambio radical».

También se discutirá la conveniencia de que el nuevo Papa proceda de una región como Latinoamérica, según el cardenal dominicano Nicolás de Jesús López Rodríguez.

«Quien sea elegido Papa -señala- debe pensar que la mayor comunidad católica está concentrada en este continente y, en consecuencia, creo que en el momento de elegir al candidato se debe tener en cuenta América Latina».

Las opiniones, posturas y carácter de los cardenales se pondrán de manifiesto en las congregaciones que los purpurados mantendrán a diario, hasta la convocatoria del cónclave.

Las dos primeras reuniones tuvieron lugar hoy, la primera para prestar el juramento de mantener en secreto lo que rodea a la elección del nuevo Papa y la segunda para decidir los detalles del funeral.

A partir de mañana, martes, se celebrará una reunión diaria a fin de que todos los cardenales se conozcan entre sí y detallen su visión sobre las cuestiones que hay que afrontar.

Estas congregaciones están abiertas a otros religiosos y teólogos, que planteen las cuestiones que se consideran esenciales en la Iglesia Católica.

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