MONTEVIDEO, (AFP).  A días de cerrar su undécimo año de crecimiento consecutivo, Uruguay mantiene falencias en sus infraestructuras y en la formación de recursos humanos que comprometen a largo plazo el dinamismo de su economía, advierten analistas. «Sin dudas hay un debe muy grande en inversión en infraestructura, tanto del lado público como el privado, que limita el crecimiento a futuro», comentó a la AFP Pablo Moya, director de la consultora Oikos.

Con el viento a favor de las economías regionales -que impulsadas por fuertes alzas en los precios de los commodities y condiciones favorables al acceso a capital global protagonizaron en los últimos años un boom de crecimiento- Uruguay creció entre 2004 y 2011 a un promedio de 6%, el doble de su desarrollo histórico.

A partir de 2012 -cuando se expandió 3,9%- y este año cuando según proyecciones oficiales cerrará con un crecimiento de 4%, el país deberá adaptarse a los nuevos tiempos, cuando «llegan malas noticias desde Brasil, dado lo complicado que está y de Argentina que también prevé un crecimiento bastante bajo», puntualizó Gabriela Modecki, directora del Instituto de Economía de la Facultad estatal de Economía. Ante un mapa regional menos promisorio, quedan expuestas una vez más «las debilidades en infraestructura, ya que ese es un sector en donde todavía falta mucho por hacer.

Problema que no es algo único de Uruguay, sino que es un tema recurrente en América Latina, donde muchos países por ejemplo intentan retomar el ferrocarril, tras décadas de abandono, y chocan con los elevados costos para su recuperación», añadió. Pese a ser considerado un tema prioritario por el gobierno del izquierdista José Mujica, la reestructura del ferrocarril está en pañales. «Muchas de las reestructuras están en etapas preliminares, de discusión.

Soy escéptico que en el corto plazo se puedan materializar cambios sustantivos a la infraestructura productiva, puentes, trenes, puertos, carreteras», señaló Moya. A su vez, destacó que la ley de Asociación Público-Privada (APP), aprobada en junio de 2011, que apunta a la concreción de obras de infraestructura «no ha sido eficaz» ya que fueron pocos los proyectos concretados.

Además de comprometer el crecimiento de la producción a futuro -en un país en esencia agroexportador- «no tener carreteras en condiciones hace que trasladar mercaderías sea carísimo», alertó Moya, y eso pega fuerte en otro de los grandes retos de la economía local que es mantener en niveles confortables la inflación.

En el acumulado de los últimos 12 meses a noviembre, Uruguay registró una inflación de 8,51%, según datos oficiales, por encima del rango meta fijado por el gobierno de José Mujica (3-7%).

El gran desafío: mejorar en educación.  Con altas tasas de deserción en educación media, la educación se ha instalado con fuerza en la agenda política y mediática de este país de 3,3 millones de habitantes, encendiendo alarmas sobre las limitaciones que presenta un mercado laboral escaso en número y especialización en rubros clave para el desarrollo como la tecnología y la industria. «Las limitantes de la formación rompen los ojos, si bien no ha limitado el crecimiento hasta ahora, seguramente es un amenaza latente a mediano plazo», destacó Moya.

A fines de noviembre, el director académico del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES) Ernesto Talvi remarcó en una disertación ante empresarios que 44% de los bienes producidos y exportados son de muy baja sofisticación y que solo el 10% es de sofisticación muy alta, como por ejemplo la producción de hormonas, antisueros y vacunas.