Fue inmensa la alegría que sentí al enterarme de la noticia que daba cuenta del nombramiento del Maestro José Antonio Molina como director de la Orquesta Sinfónica Nacional.
Y puedo repetir en esta columna, algo que ya escribí en mi blog www.musicamaestrord.blogspot.com, una reflexión de mi amigo Crispín Fernández que habla de lo que piensa sobre el director de orquesta, expresión que secundo: él es el modelo de músico al que todos debemos aspirar, apuntó Crispín. Pasada la calentura de la emoción, por mi cabeza fría se alojó el miedo de pensar que los requerimientos del maestro Molina, para refundar esta entidad musical, no sean atendidos.
Y ahora no sé si alegrarme o en entristecerme por él y por nosotros. Y es que conozco de su talento y entrega y de sus exigencias como músico que busca la excelencia. Ojalá y me equivoque. Quiero equivocarme y pensar que el camino que llevaba a la Sinfónica a convertirse en un grupo de cámara, será frenado.