E l 2008 fue un año donde hubo poco del entretenimiento que arroja el merengue. Con lo poco, me refiero a ofertas que verdaderamente cautivaran al público, y no a aquellas que contaron con una eficaz maquinaria de promoción y relaciones públicas.
De ahí parto para asegurar que poca cosa caló. Pues a pesar de que se presentaron trabajos discográficos dignos, como el caso de los discos de Milly Quezada y Los Rosario o el sencillo de Fernando Villalona de vuelta a la radio, no estremecieron como antes (el Queso se movió). Si he de mencionar una orquesta merenguera que se mantuvo todo el año dándole la verdadera fiesta al dominicano, entonces ahí está el nombre de Peña Suazo y La Banda Gorda, quien se destacaó todo el año, con temas en la radio, presentaciones por pipá y el lanzamiento de dos álbumes.
En ese mismo tenor andan los llamados Mamberos. Figuras como Omega – que el 2008 significó ¿afianzar? su carrera-, y otros como El Sujeto y El Cata, llenaron las pistas de baile (en vivo y en disco) y que sonaron en todos los musicones de los automóviles, velloneras y colmadones, además de que generaron los tres cheles que la venta de discos está dejando en nuestro país. Este último dato es muy importante, porque con la crisis aguda que vive el mercado discográfico, entre descargas y ventas piratas, se debe tomar en cuenta el hecho de que un artista de la música despierte interés y mueva a la búsqueda de su trabajo.