Caribeando
Frente a la Vellonera

<STRONG>Caribeando<BR></STRONG>Frente a la Vellonera

A mí los domingos en la tarde me saben a colmadón.

Siempre lo hago a partir de las 5pm, al finalizar mi programa de radio. Últimamente  he preferido “El colmado Victoria” de la avenida Venezuela, donde están las cervezas más frías que he bebido,  gente amable y una vellonera que ha complacido mi ecléctico gusto musical. Al llegar, saludo a todo el que conozco. Luego no me fijo más en la gente, pues, la vellonera acapara mi atención. Tomo un banco, y con una “pequeña” en la mano y unos cien pesos, en monedas de cinco, inicio un viaje musical que involucra décadas y diferentes estilos. Las velloneras son fantásticas. Programadas en orden alfabético, lo que me facilita ver opciones de un disco de éxitos de bachata y uno de las mejores bosanova, de una mirada. O permite que José José, Juan Luís Guerra y Julito Deschamps estén uno al lado del otro.

Además, puedo ver  importantes conciertos de música popular por tan sólo un “menudito”. Me gusta esta forma de entretenimiento, la que me lleva a ser felicitado por los que entienden que hago una buena selección y odiado por lo que no les interesa el cóctel seleccionado. A estos últimos, suelo darle un “chancecito” para que puedan escuchar su música preferida. Y todos quedamos felices.

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