Caridad del Cobre, la ermita
de Miami más cubana

Caridad del Cobre, la ermita<BR>de Miami más cubana

Situada al borde del mar y orientada a Cuba, la ermita de la Caridad del Cobre es un lugar simbólico para los cubanos exiliados en Miami, al que peregrinan para rezar por su patria ,  los presos políticos y un  templo para  expresar el amor a Dios.

 Desde su fundación, de la que este año se celebra el cuarenta aniversario, la ermita ha sido un nexo de unión entre las dos Cubas, la de la isla y la de la comunidad de emigrantes cubanos de Miami, que cuando empezaron a llegar al sur de Florida a comienzos de los sesenta expresaron su deseo de celebrar la fiesta de la Virgen de la Caridad, patrona de Cuba.

 La ermita fue construida de espaldas a Cuba para que los fieles que acudieran rezaran en dirección a la isla mientras que su forma triangular pretende representar el manto de la Virgen al que hacen alusión los cubanos en la oración «Virgen de la Caridad, cúbrenos bajo tu manto».

La imagen de la Virgen de la Caridad, diminuta, con un manto blanco y la bandera de Cuba a su espalda, preside el altar del templo rodeada por un mural en tonos sepia en el que su autor, según Román, «tejió la historia de Cuba en relación con Cristo». Para las cubanas Dulce Rosales y María Regalado la ermita de la Caridad del Cobre de Miami es «un pedacito de Cuba en el exilio».

«Venimos para pedirle a la Virgen que nos acompañe y nos ayude a los que estamos aquí y en Cuba», comentó Rosales, que acude al templo asiduamente con su sobrina para rezar por los exiliados y los presos políticos cubanos.

Entonces, como recuerda el monseñor Agustín Román, cubano fundador de la ermita y uno de los pocos sacerdotes que hablaban español, el obispo de Miami les dio permiso para alquilar un estadio donde adorar una imagen de la Virgen, que llegó desde Cuba oculta en una maleta el 8 de septiembre de 1961, justo a tiempo para celebrar el día de la patrona.

Un salvoconducto conseguido por la embajada de Panamá en Cuba hizo posible el traslado, mientras que en el estadio, en el que se esperaban entre 2.000 y 3.000 cubanos, se congregaron alrededor de 30.000.

«El obispo se impresionó y un mes después ordenó que en todas las parroquias donde había latinos empezara un apostolado hispano para predicar en español», comentó Román, de 79 años, que, según relató, fue expulsado de Cuba en 1961 con un grupo de más de cien sacerdotes cubanos

CONSTRUCCIÓN
Los cubanos se siguieron juntando para celebrar la fiesta de su patrona, hasta que en 1966 el obispo propuso construir un santuario para la Virgen en un terreno cedido por la Iglesia Católica, una idea que promovieron los exiliados cubanos.

«Venían sin nada, con la ropa que traían puesta pero con devoción a la Virgen», prosiguió el sacerdote, que explicó que aunque deseaban regresar pronto a Cuba querían hacerle una casa.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas