POR CLARA SILVESTRE
Centrado en su carrera artística, decidido a lograr los sueños que ha llevado dormido en su interior y dispuesto a dar los pasos necesarios para proyectar sus trabajos, Carlos Alberto Bayonet ha emprendido el camino de lo que ha considerado su meta. Se considera un bohemio, pero más que ello un soñador que cree en el trabajo y la dedicación. Amante de la luz y los colores del Caribe, con los cuales ha identificado su obra hasta hacerlas propias, y sin lugar a dudas, identificables.

Aunque siempre pintó y dibujó en el colegio, y tenía una gran cantidad de dibujos en la casa, reconoce que su técnica la aprendió de Desangles, con quien trabajó en su taller y con quien entabló una estrecha relación de amistad. “Me gusta mucho trabajar con esta técnica, con ella logro colores bien tropicales. Creo que descubrí mi razón, ser pintor. Ahora estoy decidido”.

Está consciente de que la experiencia de trabajar con este gran artista le despertó su talento, por lo que aprendió mucho de él. “Me crié con un gran pintor, le ayudaba todo el tiempo, y después me puse a pintar y vi que a la gente le gustaba. Hace más de 3 años que decidí pintar más formalmente. Lo que yo sé lo aprendí de él”.

Expresa que siempre observaba a Desangles, y decía que deseaba ser como él. Afirma que su trabajo tiene toda la influencia de quien fue su gran maestro. “De él yo aprendí, por lo que me siento orgulloso de ser su discípulo”.

Las obras de Bayonet reflejan una considerable conexión con la música, a pesar de que no toca ningún instrumento, sus dos hijas son músicos, una toca piano y la otra flauta, por lo que entiende que ellas pudieron motivarlo hacia el tema.

Recientemente presentó su segunda exposición individual, la primera fue el año pasado, a partir de la cual se proyectó en su carrera artística. Próximamente tiene programado participar en una colectiva donde se exhibirán otros temas en los cuales ha trabajado. Carlos Alberto Bayonet nació en Santo Domingo.