Carlos Cepeda – Cartas al director

Carlos Cepeda – Cartas al director

[b]Señor director:[/b]

Activo como pocas instituciones del sector público, el Centro de la Cultura de Santiago ha tenido un gran año, producto del trabajo intenso de su personal y la buena orientación recibida de su directora, la licenciada Rossina Abréu Valerio, quien a pesar de su juventud ha mostrado ser una funcionaria con la madurez y de fácil manejo de los asuntos públicos.

Obras de teatro, comedias, conferencias, actos oficiales y privados, cursos en todas las áreas del arte y la cultura ha sido la tónica cotidiana del Centro que rinde homenaje a la profesora Ercilia Pepín.

A esto se refiere doña Amalia Almonte de Germoso, encargada de relaciones públicas, cuando señala que el éxito de la institución se debe a que la gente percibe nuestro trabajo colectivo con respeto porque lo hacemos con amor, dedicación y entrega al servicio público, «y es que aquí estamos con la máxima de que somos servidores públicos», asegura la señora Germoso.

Otro factor que ha transformado esta prestigiosa entidad cultural es la correcta distribución de responsabilidades en el trabajo, de acuerdo a roles y funciones, según indica la sub-directora doña Sonnia Rodríguez.

Igualmente, el Centro Ercilia Pepín se maneja de manera racional en el trabajo, se rige también por las directrices del Secretario Tony Raful, que están plasmada en el plan decenal de cultura, que es la guía maestra a seguir en esta área exitosa del gobierno del presidente Hipólito Mejía.

Asimismo, otro elemento a destacar en la gestión de la licenciada Abréu en la institución es la Escuela Experimental. Con ella, la niñez de Santiago ha tenido la posibilidad de formarse en las bellas artes (danzas, ballet, piano, solfeo, canto, guitarra y música en general), a un costo subsidiado por el Centro de la Cultura.

En ese orden, la Escuela de Danzas folklóricas, como base del ballet internacional del Centro de la Cultura es todo un orgullo para la ciudad, como parte de nuestro país, tanto por ser lugar de enseñanza como por ser el único ballet que opera como Escuela de Folklore, dando al Centro el verdadero rol educativo, formativo y creativo.

Todo este trabajo de gerencia cultural y artística ha posicionado al Centro de la Cultura en lugares cimeros en la sociedad que le ha ganado respeto y reconocimiento de todos por ser punto luminoso del sector oficial de Santiago.

Esta labor de rescate y posicionamiento del otrora alicaído Centro cobra más mérito porque la licenciada Abréu y el personal de la institución en sentido general han trabajado con limitados recursos. Ha contado con poco patrocinio del sector privado, especialmente las instituciones tradicionalmente representantivas que antes eran generosas en la ayuda económica a los proyectos culturales y artísticos de la ciudad corazón.

Para la licenciada Abréu, no obstante esto ha sido un desafío para triunfar en medio de las dificultades económicas del Centro que como los verdaderos artistas creadores ha sido más fecundo a pesar de la falta de recursos.

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