Carlos Despradel, artista experimental siempre

Carlos Despradel, artista experimental siempre

Carlos Despradel es un ceramista completo. En lo dimensional, elabora tanto obras monumentales como piezas escultóricas para interiores y unas joyas únicas en nuestro país. En el aspecto de técnicas, procesamientos y materiales, domina múltiples pastas, compuestos, temperaturas y vitrificaciones, con una predilección por el raku”. Así lo seguimos afirmando y definiendo: en el ejercicio profesional, la cerámica es su talento más difundido y conocido públicamente.

Personalidad y oficio. Sus intereses, su formación, sus proyectos lo sitúan en un espacio y territorio artístico, extenso y plural. Él ha tenido la suerte y la capacidad de realizar, en Santo Domingo y en Santiago, grandes murales de cerámica que, aparte de un diseño bastante sofisticado, constituían un reto técnico, siendo un revestimiento de barro sobre fibra de vidrio, y planteaban otro desafío en términos de cocción –una, a veces dos y tres–. Ahora bien, el resultado es espectacular, del color y la topografía a los detalles y la complejidad decorativa. Son obras para mirar detenidamente.
Los ensamblajes imaginativos inspiran a Carlos Despradel y, cuales sean objetos y objetivos, las piezas se ejecutan meticulosamente, cuidándose de la fragilidad, enfatizando tonalidades y texturas. En cualquier escala, de monumental a muy pequeña, resalta el trabajo “hecho a mano”, conjugando el oficio del artesano y del artista: encontramos una verdadera exploración –indisociable– de lo visual y lo escultórico, entre superficie, forma y volumetría.

Variedad de los formatos. Carlos Despradel labra con igual esmero las obras grandiosas y públicas –mencionamos los murales–, como las piezas destinadas a interiores, y luego aquellas pequeñitas esculturas o arte para llevar en el cuerpo… Su vocabulario y mundo cerámico desconoce los límites de dimensión, concepto y destinación. Así, él realiza también galardones y trofeos.
Como estudioso de la historia y los tiempos cerámicos prehispánicos, él favorece inspirarse de diferentes períodos culturales, consiguiendo una feliz simbiosis entre la contemporaneidad y la evocación milenaria. Uno de los mejores ejemplos es su pieza “Pesada carga”, presentada en la pasada Bienal nacional e injustamente ignorada, y luego en el Espacio Cerámico I. Mixta en sus materiales como en su identidad estilística, de intenciones a la vez míticas, metafísicas y sociales, fue una creación particularmente interesante, que nos hace anhelar una muestra individual.
Ahora bien, a manera de descanso del guerrero, cada cierto tiempo Carlos Despradel se divierte produciendo piezas exquisitas: los collares y colgantes. Aunque ha habido un encomiable desarrollo en ese sector artesanal, justamente hace falta que más artistas importantes se integren a esta clase de creación y permitan una fruición accesible…
No consideramos estas series de joyas –él acaba de producir una nueva– como accesorias. Más o menos audaces, casi siempre piezas únicas, conjugan el atractivo étnico y una búsqueda omnipresente, la fantasía original y una autoría inconfundible. Poseen la misma calidad de texturización y colorido, de forma y acabado, que las obras “de espacio”, mayor aun a veces por la concentración de los elementos en una diminuta superficie. ¡Sería otro tema para una exposición individual!

Arte y patrimonio. Recientemente, Carlos Despradel volvió de Bilbao con una maestría y una tesis distinguida por el jurado profesoral. Ahora, tiene la oportunidad de cursar un Doctorado en Arte y Patrimonio, en Sevilla. Arquitecto como formación primera, él siempre quiere ampliar su carrera universitaria, perteneciendo a esos “superdiplomados”, en pos de especialidades nuevas…

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